La impactante puesta en escena de Joseph Kosinski y la química entre Brad Pitt, Damson Idris y Javier Bardem dan vuelo a un guion sólido pero algo ligero y previsible.
Gran remate de “Infinity War”, las tres horas de duración permiten alternar historias personales y gran épica, cerrar muchos relatos y dejar la puerta abierta a otros nuevos.
No es una más de superhéroes, porque esta vez los directores arriesgan y sorprenden para explotar al máximo la acción y las historias de los personajes.
Un interesante acercamiento a los últimos días de Tolstói. Pero faltan muchos matices que permitan hacerse cargo de las contradicciones y los delirios del anciano escritor.