La nueva entrega del oso amante de la mermelada no brilla tanto como sus predecesoras, pero sigue siendo un viaje amable y entretenido, especialmente para los más pequeños.
En 1952, una joven irlandesa emigra a Nueva York, donde se enamora de un chico italiano. Película de esmerada factura clásica y extraordinarias interpretaciones.
Gran trabajo de Pixar, el mejor hasta ahora en la técnica de animación, que se ha llevado el Oscar, aunque el guion no es tan redondo como los de las obras maestras de esta productora.
La saga concluye con una buena película, claramente mejor que la anterior, en que los recursos técnicos y estéticos ya no sorprenden, pero la historia está contada con gran fuerza.
Continúan las aventuras de un Harry Potter crecido que se enfrenta al maligno Voldemort en una película de buen nivel, con menos acción y fantasía que las precedentes, pero con más tensión y dramatismo.
En 1984, durante una huelga de mineros en el condado de Durham, se suceden los enfrentamientos entre piquetes y policía. Entre los mineros más exaltados están Tony y su padre. Éste se ha empeñado en que Billy, su hijo pequeño, reciba clases de boxeo. Pero, aunque el chico tiene un buen juego de piernas, carece por completo de pegada. Un día, en el gimnasio, Billy observa la clase de ballet de la señora Wilkinson, una mujer de carácter severo que lo anima a participar. A partir de ese momento, Billy se dedicará apasionadamente a la danza.