Javier Fesser rueda su mejor película, aun con imperfecciones: una comedia divertidísima y emotiva centrada en un grupo de discapacitados intelectuales.
La tristeza de un viejo campesino por la pérdida de un olivo centenario es el punto de partida de un intenso drama sobre los lazos que unen a dos generaciones.
Convincente “thriller” con aire de cine negro en torno a una trama de abusos, engaños y silencios cómplices. El suspense es permanente, gracias a un ritmo bien medido y a un magistral uso de la elipsis.