Pese a sus discontinuidades narrativas y su excesivo metraje, esta quinta entrega es una vistosa y emotiva culminación de la saga de aventuras quizás más popular de la historia del cine.
Denis Villeneuve ha conseguido una digna secuela de la obra maestra de 1982, con estilo y temas de fondo actuales, aunque sin alcanzar el nivel de la película original.
La historia de un matrimonio que intenta salvar a sus hijos, abocados a morir de una enfermedad para la que no hay cura. Queda por debajo de sus posibilidades dramáticas.