La quincuagésima película de Woody Allen, sin ser una de sus grandes, no defrauda: se trata de una pequeña comedia romántica, con un toque de enredo y muchísima nostalgia.
Nuevo drama futurista del director de "District 9", que repite reflexiones sobre el racismo o la discriminación, pero resulta muy inferior a la primera película.
Van Sant dramatiza los hechos ya contados en un documental de 1984 en esta superproducción militante, que aboga por los derechos de los homosexuales y quiere llegar a un público amplio.