Una institución educativa valenciana, reconocida en España y en la UE por su labor innovadora, prepara a los estudiantes para que conecten directamente con el mundo laboral.
De todas las razones que se pueden aducir a favor de permitir a las familias escoger escuela para sus hijos, solo una es realmente definitiva: la libertad de los padres.
Desde la huelga de escuelas cristianas en septiembre de 2015, sigue sin alcanzarse un acuerdo con el Ministerio de Educación israelí que resuelva la crisis económica en la que se encuentran.
Algunos estudios relacionan una mayor disponibilidad de opciones para los padres con un descenso de la diversidad en las escuelas. Sin embargo, ni los datos ni su explicación son sencillos.
Aunque nadie reconocería que quiere suprimir una libertad civil, no otra cosa proponen en realidad quienes se oponen a la financiación pública de escuelas privadas, dice Jesús Muñoz de Priego.
En varias comunidades autónomas españolas, la administración educativa pretende fijar cuáles son las “necesidades de escolarización” sin contar con la voluntad de las familias.
El gobierno permitirá abrir nuevas “grammar schools”, de orientación más académica, y aumentará la capacidad de las escuelas confesionales para seleccionar su alumnado.
El modelo de las “charter schools” en EE.UU., similar al de los conciertos en otros países, cumple su primer cuarto de siglo con motivos para el orgullo, pero también con importantes retos por delante.
Para que las familias pobres no tengan que conformarse con escuelas de peor calidad, en Estados Unidos se les ofrecen cada vez más posibilidades de elegir.
El Tribunal Supremo del estado de Washington ha declarado que financiar con dinero público las “charter schools” –escuelas públicas, pero autónomas– es inconstitucional.
El Ministerio de Educación aumentará en 12,5 millones de dólares la financiación para este año, y se compromete a formar un comité donde resolver otras eventuales diferencias.