Las estrategias de desarrollo basadas en intervenciones del Estado a gran escala han demostrado tener muchas limitaciones y con frecuencia han sido fuente de despilfarro. Esta decepción ha llevado a interesarse por un sector hasta hace poco ignorado en la ayuda al desarrollo: las llamadas "micro-empresas" que proliferan en el sector informal de esas economías. Además, estas iniciativas sirven especialmente para proporcionar un ingreso a mujeres que, por su escasa formación o sus obligaciones familiares, no podrían acceder a un empleo en el sector productivo.
El caso Dole vs. Hollywood ha puesto de manifiesto la necesidad de una reflexión ponderada -libre de prejuicios políticos- sobre las implicaciones éticas y sociales de la representación audiovisual de la violencia y el sexo. Se trata de una necesidad urgente, pues, a pesar del giro positivo que se detecta desde hace años en el cine, sobre todo en el norteamericano (ver servicio 73/95), sigue habiendo un buen número de películas que recurren todavía a la violencia irracional o a una visión animalizada de la sexualidad humana. A través de ellas, se hace llegar al gran público, también a los niños y a los jóvenes, un enfoque muy deformado del ser humano, que otorga estatuto de normalidad, y hasta de ejemplaridad, a actitudes muy equivocadas, cuando no aberrantes.