La “juventud perezosa” es un mito

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La “juventud perezosa” es un mito
Gorodenkoff/Shutterstock

Fórmulas como “quiet quitting” o “lazy girl job” han servido para expresar la desafección de los jóvenes de hoy con el trabajo. Pero según un estudio recién publicado en Francia por el Instituto Montaigne, la “juventud perezosa” es un mito. La supuesta falta de compromiso es más bien decepción con las condiciones reales del empleo.

El estudio, titulado Les jeunes et le travail: aspirations et désillusions des 16-30 ans, se basa en una encuesta a 6.000 jóvenes franceses distribuidos en tres categorías: estudiantes (16-22 años), trabajadores noveles (19-22 años) y trabajadores con alguna experiencia (25-30 años). El cuestionario trataba de descubrir sus actitudes ante el trabajo tocando aspectos como la orientación de los estudios, sus preferencias y aspiraciones, y sus motivos de satisfacción y de frustración con el empleo.

“Observamos que los jóvenes valoran el trabajo”, dice Yann Algan, uno de los autores del estudio. “Sin embargo –añade–, los ideales se apagan y poco a poco se pierde la ilusión”.

Los que se plantean dejar de trabajar son, según la encuesta, el 18%, que ven sus expectativas frustradas y sienten, por eso, verdadera desafección por él. Otros desilusionados, el 20%, no piensan abandonarlo: simplemente rebajan sus ambiciones. Pero hay otros, el 30%, disgustados con sus empleos pero que no se resignan, y quieren cambiar de empresa o hacerse autónomos. El tercio restante están satisfechos y aspiran a mejorar.

El grado de satisfacción depende de la altura de las expectativas. Como cabría esperar, es más frecuente el desengaño cuanto más elevado es el nivel de cualificación. Pero también influye el área de los estudios cursados; en concreto, resulta que quienes se han preparado para profesiones en el sector de los servicios –en particular, en la sanidad– son menos proclives que los que optan por el sector productivo a conformarse con empleos inferiores a su titulación. En consecuencia, presentan mayor tasa de descontento.

Las jóvenes muestran claramente menos satisfacción que los varones. Pero esto se debe, según los autores del estudio, a que ellas son mayoría en los servicios. El sexo en sí mismo, anotan, no supone diferencia al respecto.

El salario es lo primero

La parte más reveladora del estudio es la que examina los intereses de los jóvenes. Una encuesta anterior del mismo Instituto Montaigne, Une jeunesse plurielle (2022), los encontró bastante idealistas. Para ellos, problemas colectivos como los del medio ambiente estaban entre sus principales preocupaciones, aunque solo el 11% se consideraban próximos al partido ecologista.

Pero cuando se trata del trabajo, la responsabilidad social de la empresa es la penúltima de sus prioridades, según el estudio más reciente. Lo que más les importa es la remuneración, seguida de la autonomía para organizarse el tiempo de trabajo.

Qué valoran los jóvenes en el trabajo

Pero de eso no hay que concluir forzosamente que los jóvenes sean unos materialistas. Como señala el estudio, si para ellos lo principal es el salario, no es porque quieran hacerse ricos, sino porque “aspiran a la independencia económica y a la autonomía residencial”: o sea, no quieren eternizarse en casa de sus padres. Desean, pues, una remuneración suficiente para emanciparse.

Una conclusión semejante cabe extraer del interés que manifiestan por los aspectos cualitativos de las condiciones laborales. La demanda de horarios flexibles y teletrabajo muestra que quieren mantener su vida personal, familiar y social. Así, la encuesta revela que la preocupación por la gestión del tiempo se pone por delante de la relativas al contenido del trabajo cuando les nace el primer hijo, y más aún después de tener el segundo. También es significativo que, de los jóvenes que renuncian a trabajar, la mayoría (60%) son mujeres, y cerca de la mitad (43%) son madres o padres.

Otro indicio de que las ambiciones de los jóvenes no son tan materiales es que consideran las buenas relaciones con colegas y jefes parte importante del bienestar en el trabajo.

De todas formas, entre los sectores de actividad en los que les gustaría trabajar –pregunta que se plantea también a los estudiantes–, el primer puesto lo ocupa el lujo. En esto coinciden los tres grupos de la muestra, sin diferencia entre mujeres y hombres. A continuación figuran la administración pública, la sanidad y las ONG. El sector menos preferido es el de la energía, precedido por la construcción y la enseñanza.

Falta de orientación

El estudio analiza además cómo valoran los jóvenes su preparación para la actividad profesional. En total, el 27% están arrepentidos de la elección de estudios que hicieron. La proporción aumenta con la edad, o con la experiencia laboral, quizá porque el encuentro con el mercado de trabajo desilusiona.

No son mayoría, por otra parte, los que se dicen satisfechos con la orientación que recibieron sobre los estudios y la elección de profesión. Es más apreciada la ayuda de los profesores que de los orientadores de los centros de enseñanza o de asistencia a jóvenes. Pero por encima de todos están las madres: el 71% dicen que la suya les ayudó mucho.

Entre los graduados universitarios, los ingenieros son los que se declaran satisfechos con la orientación recibida en mayor proporción (58%), y en el extremo opuesto están los que estudiaron comercio y dirección de empresas (45%).

El trabajo, un pilar fundamental de la vida

La reciente encuesta del Instituto Montaigne contrasta con otras, como una de Gallup que hallaba solo un 20% de jóvenes comprometidos con el trabajo (ver “Quiet quitting”: ¿poner límites laborales o falta de motivación?: Aceprensa, 4-10-2022). Pero todo depende de qué se entienda por comprometido: si la noción incluye estar dispuesto a hacer semanas laborales de 60 horas o más, hoy son menos los jóvenes que entran por ese aro.

En cambio, el último sondeo francés coincide en buena parte con otros que desmienten la desafección general de los jóvenes con el trabajo. La que hace anualmente Deloitte a los millennials y a la generación Z, aunque los pinta más idealistas, también muestra la alta valoración que tienen por la gestión del tiempo y la conciliación (ver Lazy girl job: la tendencia que habla de la relación de la Generación Z con el trabajo: Aceprensa, 13-10-2023). Y justifica que la remuneración sea prioritaria para ellos, a la vista de la precariedad que sufren: alrededor del 30% se ven sin seguridad económica (ver Necesitamos replantearnos nuestra relación con el trabajo: Aceprensa, 28-01-2025).

Los autores de Les jeunes et le travail sostienen que la encuesta “viene a contradecir el difundido discurso de que los jóvenes se desapegan del trabajo, y no le conceden más que un papel mínimo para su plenitud personal (es el llamado quiet quitting)”. Más bien se observa lo contrario: “El trabajo sigue siendo un pilar fundamental de integración y realización personal” para los jóvenes.

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