Como es bien sabido, muchos fueron los crímenes nefandos que se cometieron en la antigua Yugoslavia. Esta película propone una historia que a cada minuto recuerda que el fin no justifica los medios y que el asesinato marca de manera indeleble a quien lo comete.
La situación descrita es tremenda. Un padre de familia desesperado por conseguir dinero para sufragar la costosa operación de su hijo, recibe una oferta diabólica: el dinero a cambio de asesinar a un hombre.
Golubović es un buen director y sabe hacer una película muy intensa, sin la más mínima dispersión, con una edición llena de fuerza, gracias a unos colores muy contrastados y a una inteligente iluminación. Las interpretaciones, especialmente la del protagonista, son excelentes. La parábola es eficaz pero resulta tremendamente amarga.
