El neoyorquino J.J. Abrams se ha convertido en el rey de la ciencia-ficción cinematográfica. Después de triunfar con las series televisivas Perdidos y Alias, y debutar en el cine con Mission: Impossible III, reinició con éxito la veterana saga de ciencia ficción Star Trek, creada en 1966 para la NBC por Gene Roddenberry y que, hasta ese momento, constaba de cinco series televisivas de acción real, una serie de animación en 2D y 10 largometrajes para salas de cine. Su triunfo en Star Trek. El futuro comienza (2009) y Star Trek: En la oscuridad (2013), propició que encargaran también a Abrams la resurrección de la otra gran saga fílmica de ciencia-ficción, y así dirigió en 2015 Star Wars: El despertar de la fuerza, cediendo la dirección de la tercera entrega de Star Trek al taiwanés Justin Lin, famoso como realizador de la saga de acción Fast & Furious. El resultado es magnífico.

Como era de esperar, Star Trek: Más allá ofrece secuencias de acción mucho más espectaculares que sus antecesoras, maravillosamente acompañadas por la banda sonora de Michael Giacchino y con una excelente dosificación de los efectos digitales. Hay una brillantísima recreación de una inmensa y nueva estación espacial, donde los efectos gravitatorios propician perspectivas aparentemente imposibles. Todo ello, expuesto con un ritmo sostenido, a veces trepidante, a veces contemplativo, que permite desarrollar las relaciones de amor y amistad entre los personajes, incluido uno nuevo, Jaylah, magníficamente interpretado por Sofia Boutella.

Llama la atención la solidez del guión, incisivo en sus réplicas y contrarréplicas, emotivo en sus homenajes e insertos nostálgicos, y eficacísimo en sus golpes de humor. Todo esto enriquece la convencional trama principal de esta nueva precuela de las historias originales, centrada en un nuevo tirano espacial, que derriba la nave espacial SS Enterprise en su planeta-guarida, detiene a una buena parte de los supervivientes y se dispone a destruir, con sus letales abejas, la impresionante nueva base espacial de la Federación Estelar. Solo cabe reprochar al filme un par de concesiones a la ideología de género, en la línea de otros filmes recientes, empeñados en demostrar su corrección política. En todo caso, las legiones de seguidores de la saga —los famosos trekkies— gozarán como nunca, aunque más de uno se dará cuenta de que J.J. Abrams está acercando Star Trek a los planteamientos narrativos y visuales de Star Wars.

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