Infierno sobre ruedas

TÍTULO ORIGINAL Hell on Wheels

PRODUCCIÓN Estados Unidos - 2011

DURACIÓN 43 min.

DIRECCIÓN

PÚBLICOTodos los públicos

CLASIFICACIÓNLenguaje soez, Violencia, Sexo

ESTRENO06/11/2011

(Actualizado el 7-09-2012)

Al terminar la Guerra de Secesión, la construcción del ferrocarril que une la costa del Atlántico y la del Pacífico de Estados Unidos se convierte en una epopeya, que tiene entre sus objetivos cohesionar un país que ha sufrido terribles heridas y en el que perviven rencores y reproches.

Los actores de este drama son, en su mayoría, excombatientes de ambos lados. Abundan los antiguos esclavos, que han sido contratados como peones. En el titánico proyecto, empresarios y políticos se afanan por alcanzar cuanto antes las Montañas Rocosas, porque hay en juego mucho dinero y sustanciosos contratos para quien llegue primero. Los capataces son piezas claves para lograr los objetivos propuestos. Atraviesan territorio indio. Y los indios no están dispuestos a que se los expulse de sus tierras…

Cullen Bohannon, antiguo oficial confederado, es uno de los capataces. Su mujer fue asesinada por militares de la Unión y él ha decidido tomarse la justicia por su mano e ir eliminando uno a uno a los criminales. Las relaciones de Bohannon con el empresario de ferrocarril, con el matrimonio de topógrafos que hace las mediciones, con un antiguo esclavo, con un brutal capataz sueco se van trenzando en un relato sencillo y sin excesivas pretensiones, pero que capítulo a capítulo gana en interés y amenidad.

En la tradición del “western”
Es una serie hábil. Su relato no es especialmente original; el reparto, la realización y la puesta en escena no son espectaculares, pero el resultado final es bueno. Las tradiciones narrativas del western están muy presentes (el jinete solitario, la ley del más rápido, la dama hermosa y fuerte, el ambiente embrutecido, las prostitutas que acompañan al grupo, el predicador iluminado de oscuro pasado, etc.) y se toman del cine, la televisión y las novelas.

El reparto, la realización y la puesta en escena no son espectaculares, pero el resultado final es bueno

Hell on Wheels se distancia del tono sórdido y descarnado de Deadwood, la serie de la HBO con la que muchos la han comparado. En Deadwood todo el mundo es peor. En Hell on Wheels, que emite la cadena de cable AMC, hay malos, malísimos, buenos y menos buenos. La HBO está empeñada en reescribir la historia arrimándola a unos códigos bastante simples –por no decir prosaicos– de un nihilismo posmoderno muy fashion pero, en el fondo, tremendamente falso.

La serie no está exenta de violencia y bajas pasiones, pero hay contrapuntos y se abren ventanas para que pueda entrar un aire menos viciado. En la primera temporada los personajes evolucionan bien, y aunque la trama pueda resultar previsible, los conflictos están bien construidos. Hay tensión y ritmo.

Hay empeño por preservar el carisma de los buenos, su sentido moral, aunque esté muy amortiguado

Es llamativo el empeño por preservar el carisma de los “buenos”, su sentido moral, aunque esté muy amortiguado. En un panorama audiovisual en el que es infrecuente encontrar personajes íntegros, se agradecen propuestas como las de Hell on Wheels. Muchos guionistas y productores han decidido que en el mundo contemporáneo hay que terminar con el “buenismo ñoño” y, en ese contexto, Hell on Wheels es, hasta cierto punto, políticamente incorrecta.

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