El novelista de ciencia-ficción Philip K. Dick (1928-1982) es un autor muy visitado por el cine y la televisión, desde Blade Runner a Next pasando por Desafío Total y Minority Report. George Nolfi, guionista de Ocean’s Twelve y El ultimátum de Bourne, se estrena en la dirección con un guión escrito por él mismo, que adapta un cuento de Dick, Adjustment Team.
El planteamiento es sugestivo: un político en plena campaña electoral sufre un inesperado revés pero conoce de modo casual a una chica -y se queda chiflado por ella- que le da un consejo estupendo. La película está apoyada en unos actores excelentes y una puesta en escena brillante. Pero la historia se va desinflando porque se frustra su empeño por hacer ciencia-ficción con una poderosa historia de amor como eje de un relato con un tratamiento equivocado. La música de Thomas Newman (WALL-E) y la fotografía de John Toll (Adiós pequeña, adiós), dos grandes profesionales, intentan dar peso a una historia que defrauda por la puerilidad simplista de su determinismo. La lección parece clara: los buenos cuentos pueden proporcionar ideas que convenientemente desarrolladas quizá den lugar a un relato más largo que no desmerezca. Incluso cuentos malos, como la novelita de Capote que dio lugar a la película de Blake Edwards (Desayuno con diamantes), pueden dar lugar a largometrajes notables. No es el caso de Destino oculto: cuento medianejo, película dispersa.