Cars

Director: John Lasseter. Guión: John Lasseter y Dan Fogelman. Música: Randy Newman. Montaje: Ken Schretzmann. Dibujos animados. 121 min. Todos.

PÚBLICOTodos los públicos

ESTRENO06/07/2006

Después de conducir a Pixar Animation a la cima del cine actual, John Lasseter («Toy Story» 1 y 2, «Bichos») retorna tras la cámara en «Cars», donde confirma su virtuosismo técnico y desvela su fascinación por los automóviles.

En efecto, la acción se desarrolla en un mundo habitado sólo por coches inteligentes, aunque con las tradiciones y convenciones de nuestro mundo. Allí comienza a triunfar Rayo McQueen, un joven y audaz coche de carreras. Tras varias pruebas espectaculares, Rayo disputará la final de la Copa Pistón en California. Pero, durante el viaje hacia allá, se pierde en la mítica Ruta 66 y da con sus tuercas en el perdido pueblo de Radiador Springs. Allí es obligado a hacer diversos servicios sociales, mientras conoce a unos cuantos coches singulares, que le harán reconsiderar su frívolo planteamiento vital.

«Cars» parte de un argumento tremendamente «yankee», que despertará pocas pasiones fuera de Estados Unidos. Además, su desarrollo narrativo es menos sólido que el de los anteriores largometrajes de Pixar, y padece un bache a mitad de metraje.

De todas formas, estos defectos no resultan demasiado graves si se tienen en cuenta los retos técnicos y dramáticos que afronta John Lasseter. Por un lado, resuelve el desafío de recrear un mundo de coches a través de un magistral tratamiento de los fondos, una inmejorable animación de personajes y una planificación antológica, tanto en las trepidantes carreras como en los reposados pasajes melodramáticos y líricos.

Además, Lasseter se ha atrevido con un relato poco infantil, lleno de aristas dramáticas y en el que repasa con ponderación la historia reciente de Estados Unidos, criticando lo que considera criticable -sobre todo la exaltación del materialismo, la fama y la moral del triunfo a cualquier precio- y elogiando lo que considera elogiable, como la conciencia del deber de tanta gente, la integración racial, el profundo valor que se suele dar a la familia y la amistad, y la atractiva solidaridad que late en el espíritu comunitario. De este modo, Lasseter salva la irregularidad del guión y logra unas cuantas secuencias memorables por su emotividad y su poderosa resolución visual.

Jerónimo José Martín

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