En una reciente entrevista dialogada con los dos creadores de Breaking Bad (Vince Gilligan y Peter Gould) ambos explicaban los motivos que les habían llevado a arriesgarse con esta nueva serie sobre uno de los personajes secundarios de la ficción televisiva que les hizo famosos. Vince declaraba: “En Breaking Bad había muchos personajes, empezando por Jesse Pinkman, con los que se podría haber hecho una continuación de la serie. Pero cuando Peter creó a Saul en la segunda temporada… desde el principio hablamos que sería un tipo divertido sobre el que escribir. Sin embargo una de las cosas que más me ha sorprendido es que esta serie es más dramática de lo que nunca pensé que podría ser”.
En un momento de excesivas e innecesarias precuelas, secuelas y remakes hay dos ejemplos claros de cómo se puede utilizar estos formatos para desarrollar historias independientes y creativas. El primero de ellos es Fargo, probablemente la mejor serie del año pasado. El segundo es Better Call Saul, quizás la ficción televisiva más importante de 2015.
Saul Goodman, inicialmente conocido como Jimmy McGill es, tal y como lo define uno de los personajes de Better Call Saul, “el típico abogado que siempre eligen los que son culpables”. Es un tramposo sin remedio y un perdedor superviviente. Pero su patético sueño americano es tan divertido y conmovedor que resulta muy cercano.
Es muy fácil empatizar con este abogado que empieza su carrera en un despacho claustrofóbico en la parte trasera de un salón de belleza oriental. Otro se hundiría trabajando en un lugar así, pero Saul siempre mira hacia adelante. “Es un lujo poder tener sillones relajantes y agua de pepino gratis en horario nocturno”.
Hay mucho humor e inteligencia irónica en el guión de esta serie, especialmente en algunos capítulos como el 5 o el 6 (éste último nominado a un Emmy). El tono recuerda mucho al de las películas de los hermanos Coen. El inventor fascinado con una patente de “retrete inteligente especial para niños”, los gemelos skaters que se dedican a simular accidentes o el hermano de Saul que se pasa el día en casa envuelto en una manta plateada que le proteja del mundo exterior… Todos ellos componen un planeta de paranoicos en el que este abogado perdedor es casi un ejemplo de cordura y sensatez.
El trabajo interpretativo de todo el elenco de actores es sobresaliente. Cada uno de ellos aprovecha sus magníficos diálogos para hacer que la serie sea interesante en cada uno de sus múltiples giros. El compositor Dave Porter (Breaking Bad, The Blacklist) y la directora de montaje Kelly Dixon (The Walking Dead, Halt and Catch Fire) aprovechan la oportunidad de tener libertad creativa para hacer todo un despliegue de imaginación. Todo esto hace que la serie arriesgue con mucha frecuencia hasta llegar a ser una de los títulos más inclasificables y originales de los últimos años sin necesidad de acudir a convencionalismos como el humor fácil, la violencia gratuita y el sexo como rutina.
Es tal la confianza de la cadena AMC en el talento de Vince Gilligan que, antes incluso de empezar a rodar la primera temporada de Better Call Saul, ya había anunciado que habrá un continuación de 13 capítulos que está previsto que llegue a las pantallas en 2016.