Tercer largometraje del madrileño de 42 años César Martínez Herrada, producido por él mismo, bastante próximo -desde el punto de vista temático- a títulos como «El Bola», «Barrio» y «Siete vírgenes».
Los protagonistas son cuatro adolescentes de un barrio de la periferia de Madrid. El divertido Iván vive en un centro de acogida porque el marido de su madre no le quiere en casa; el desconfiado Lionel es un inmigrante rumano tentado por la delincuencia y con el padre encarcelado; Elena vive con sus padres en permanente rebeldía y es la novieta de Iván; Jenny ayuda a su madre que tiene un bar y sufre cuando la ve acercarse a un taxista que va de duro.
Martínez Herrada utiliza un tono mucho menos desgarrado que el de otras películas similares, aunque hay algún detalle soez. Esa opción del realizador y los guionistas sirve para demostrar que el espectador no es idiota y es capaz de hacerse cargo de situaciones groseras o desagradables sin necesidad de que se las cuenten con pelos y señales. La historia es interesante, los personajes están bien construidos y la trama tiene fuerza, pero al guión le falta claramente un hervor. Sí hay acierto en la música y en el uso dramático de dos elementos: la fascinación de los chicos por el mar y la afición de Iván por los «graffiti».
Una película digna y con buen nivel, que podría haber sido bastante mejor si se hubiese alargado el recorrido de los cuatro personajes principales, interpretados con gran frescura.
Alberto Fijo