Tolerancia

Además de ser un bien en sí mismo, el pluralismo permite iluminar puntos ciegos en la manera en que se están discutiendo cuestiones de calado en la opinión pública.
Fernando Vallespín analiza algunas de las causas y manifestaciones más relevantes del deterioro de la cultura política liberal.
Un “think tank” canadiense analiza cómo se ha deteriorado la tolerancia y qué se puede hacer para reforzar la libertad de conciencia.
Si un discurso pensado para forjar ciudadanos abiertos no admite la variedad de opiniones, algo no marcha bien.
Un activista LGTB, cofundador del movimiento Stonewall, lo abandona acusándolo de dogmatismo en el tema “trans”.
La minoría radical gana la partida porque la mayoría moderada cede para evitar el conflicto.
Iniciativas y buenas prácticas para hacer avanzar la conversación sobre temas sociales controvertidos.
Una visión demasiado idílica de la tolerancia podría estar haciéndonos más intransigentes.
Normalmente se piensa que las personas con mayor nivel educativo tienden a ser más liberales y tolerantes, pero no sucede así cuando se trata de las ideas políticas.
No tener con los discrepantes el respeto que se exige a los del propio bando es una muestra de subjetivismo moral.
Si admitimos que las burbujas ideológicas son insanas, ¿por qué vemos luego con malos ojos la variedad de puntos de vista?
Los ataques de las radicales contra edificios cuya importancia patrimonial obvian, revelan una particular fijación contra la Iglesia y una notable pobreza cultural.
Una madre responde a un político gay de EE.UU. que hoy las familias más necesitadas de tolerancia son las que protestan por el adoctrinamiento sexual en la escuela.
Un joven empleado de la compañía ha redactado un documento en el que critica la supuesta pluralidad ideológica de la red social: “Somos una monocultura política intolerante”.
Si hay razones políticas para el “Reservado el derecho de admisión”, la tolerancia no sale ganando.
El fallo del Tribunal Supremo de Canadá contra una universidad cristiana expone las tensiones de un liberalismo que se dice imparcial, sin renunciar a tomar partido.
La intolerancia de cuño antirreligioso hace la vista gorda con las ofensas hacia los creyentes, mientras pide respeto para las ideas y los estilos de vida de los grupos afines.
El ensayo “La tolerancia represiva”, de Herbert Marcuse, aporta una justificación a las formas de censura contemporáneas en nombre de la diversidad.
La exigencia de respeto a las tradiciones ajenas no se aplica por igual a las europeas o cristianas.

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