El 8M vuelve a mostrar la potente fractura dentro del feminismo, pero hay un tema en el que todas las formaciones coinciden: hay que mejorar las políticas de conciliación.
La vuelta atrás de algunas grandes empresas con el teletrabajo pone en el foco una pregunta: ¿Y si el “burnout” tiene más que ver con la falta de propósito en el empleo que con las condiciones laborales?
El “burnout” y la jornada laboral reducida por la falta de una distribución equitativa de las tareas domésticas acechan la vida laboral de las madres y ahondan la desigualdad sexual en el trabajo.
Un programa piloto de reducción de las jornadas laborales, aplicado por decenas de empresas británicas, ha estimulado la productividad y satisfecho a empleadores y empleados.
Una directiva que ha conocido el éxito profesional en grandes multinacionales pone la ética por encima del provecho, y refiere su experiencia como mujer y madre en entornos laborales muy exigentes.
Empieza a plantearse la posibilidad de que la reducción de jornada no sea una renuncia de las madres para cuidar a los hijos pequeños, sino la norma general.
Si en los primeros meses tras el nacimiento de un hijo, el padre puede tomarse días libres cuando la madre lo necesita, ella se recupera mejor, según la experiencia sueca.
Las empresas pierden talento y productividad por no facilitar a los empleados el cuidado de hijos o parientes enfermos o mayores, advierte un estudio realizado por profesores de Harvard.
Muchas mujeres quieren seguir siendo madres sin renunciar a su carrera profesional. Pero los planteamientos que imperan en el mercado laboral no lo ponen fácil.
La Comisión Europea quiere que los países miembros de la UE faciliten la conciliación de familia y trabajo, con permisos parentales más largos y remunerados.
Un estudio elaborado por investigadores del IESE ilustra la relación entre la maternidad y el mundo laboral en España, y plantea propuestas para contribuir a impulsar la natalidad.