Pese al sugerente diagnóstico de nuestra época acelerada, Concheiro termina encallando en el mismo mal que achaca a la prisa: la falta de un sentido unitario.
Blom narra ampliamente el desarrollo cultural y artístico del periodo de entreguerras y explica desde esa dimensión como se precipitó la II Guerra Mundial.
Ishiguro cambia de registro en esta novela ambientada en la Edad Media y con elementos fantásticos, aunque el tema sigue siendo el de sus otras obras: la huella del tiempo.
El Estado Islámico atrae partidarios con una retórica grandilocuente y rebosante de simbolismos, mientras Occidente no tiene otra propia para contrarrestar la propaganda yihadista.
A partir de un análisis realista de las prácticas políticas que funcionan, Colomer explica cuáles deben ser los rasgos institucionales de un gobierno mundial.
En este emotivo repaso por su vida que el neurólogo americano publicó poco antes de morir, su preocupación por entender la enfermedad y el sufrimiento contrasta con su propia desorientación existencial.
Regresa Richard Ford a su personaje favorito, Frank Bascombe, que vuelve a mostrar en estas cuatro narraciones su irónica y desencantada visión de la vida.
Partiendo de la relación que mantuvo con el cristianismo (se convirtió y luego abandonó la fe), el autor reinterpreta desde su mirada escéptica el nacimiento de la Iglesia.
Martin Amis ambienta su novela en un campo de exterminio nazi, pero no escribe sobre las víctimas, sino sobre las relaciones, amores y celos de los verdugos.
Una magistrada británica, especializada en asuntos de familia, se ve sumergida en una crisis matrimonial y personal, que luego se extiende a su mundo de certezas racionales.