Valerie Plame es una analista económica que, en realidad, trabaja como agente secreta de la CIA. Valerie es una mujer muy bien considerada, inteligente y segura de sí misma. Está casada con un brillante diplomático de ideas liberales y tiene dos hijos. La vida de Plame dará un vuelco cuando su identidad se publique en la prensa por culpa de una filtración interesada.
La película está basada en sendos libros autobiográficos escritos por los dos protagonistas de esta interesantísima historia: Fair Game, de Valerie Plame, y The Politics of Truth, de Joseph Wilson, su marido. En ellos se recorren los acontecimientos que les llevaron a convertirse en el blanco de una burda conspiración orquestada por algunos que querían que en Irak hubiera armas de destrucción masiva, sí o sí.
Lo mejor de la película es el material de partida. Liman (El caso Bourne) tiene en sus manos una historia real muy poderosa, interesante y bien documentada, y una pareja de actores sobresalientes. Con esta materia prima es casi imposible rodar una mala película. El guión está bien escrito, el ritmo es bueno y la información se dosifica con acierto. Por su parte, Watts y Penn demuestran solvencia en unos papeles no excesivamente complicados. El problema es que, además de esto, poco puede decirse de una cinta muy correcta, bien realizada pero carente de personalidad. Aunque quizás esta falta de personalidad es uno de los lastres del cine político, donde lo importante es la historia y el resto, artificio.
