Basada en hechos reales —a través de un libro de Susan Williams, que adapta el guionista Guy Hibbert—, Un reino unido narra una historia de amor con consecuencias políticas: en 1947, el heredero del trono de Beshuanaland (actual Botsuana), Seretse Khama, está estudiando en Londres. Una carta de su tío Tshekedi –quien viene ejerciendo la regencia desde hace décadas– no deja lugar a dudas de que su pueblo está esperando el regreso de Seretse. Sin embargo, este ha conocido a la joven Ruth Williams, con quien está dispuesto a casarse. Ruth acepta trasladarse a África, a vivir en un mundo desconocido y, como pronto podrá comprobar, también hostil. El Gobierno británico, que ejerce el protectorado sobre esa región, no está dispuesto a aceptar ese matrimonio. Sobre todo, de cara a Sudáfrica —de gran importancia para los intereses británicos—, que está a punto de introducir el apartheid, resulta inadmisible.
La directora Amma Asante, que se crio en el sur de Londres, hija de emigrantes de Ghana, consigue desarrollar una historia que se desarrolla durante muchos años y con bastantes meandros, de tal modo que el interés no decae, especialmente en la época en que ha de seguir las vidas de Seretse y Ruth en paralelo. El extraordinario diseño de producción, en localizaciones originales, y el vestuario llevan al espectador al tiempo de los hechos. Sam McCurdy, director de fotografía, recrea el ambiente en ambos países, sin caer por ello en una estética “de postales”.
Para David Oyelowo (quien interpretó recientemente a Martin Luther King en Selma), Un reino unido es una cuestión de interés personal: no solo porque sea uno de los productores, sino también por su interpretación, que hace creíble al personaje en todo momento. También Rosamund Pike trasmite con autenticidad el carácter resuelto de Ruth.
|