En Hong Kong llama la atención la patente alegría que muestran las trabajadoras filipinas, pese a sus duras condiciones de vida. The Economist se pregunta en un reportaje especial de Navidad (22 diciembre 2001) por la "antropología de la felicidad" que explica esta paradoja.
Desde los años 70 la emigración filipina ha sido constante. Hoy cerca del 10% de la población, unos 7,5 millones de filipinos, viven fuera de su país. Thomas Fuller, en International Herald Tribune (16-08-01), se hace eco del coste social que la emigración supone para el país. Y es que, aunque los beneficios económicos sean evidentes, el balance tras 25 años de emigración muestra algunas zonas oscuras.
A las costas y fronteras de Europa y Norteamérica llega un continuo flujo de extranjeros que no piden permiso de entrada. No son refugiados, sino inmigrantes que buscan oportunidades. Aunque no pocos son devueltos a casa, muchos logran quedarse, en situación irregular. ¿Pueden los países receptores expulsarlos sin más? ¿Qué derechos tienen los "sin papeles"?