México y Estados Unidos buscan soluciones a la crisis migratoria venezolana

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Venezuela se ha convertido en un país del que sus ciudadanos quieren marcharse. En todo el mundo hay más de 7,1 millones de emigrantes venezolanos.  Muchos llegan a México con la esperanza de cruzar la frontera a Estados Unidos, una situación que ha provocado un quebradero de cabeza para los dos países y que ha hecho que miles de venezolanos queden atrapados en un limbo.

“El buzón de correo del destinatario está lleno y no puede aceptar mensajes por el momento”. Si se envía un correo a la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR), eso es lo que llegará como respuesta. Un pequeño atisbo de lo que está viviendo el organismo que se responsabiliza de la acogida de los refugiados en Ciudad de México.

Buena parte de esta situación se debe a la migración venezolana que intenta cruzar a Estados Unidos, un flujo que ha ido en aumento desde 2016 y que ha registrado su máximo histórico de entradas irregulares en 2022.

Andrés Ramírez, coordinador de COMAR en Ciudad de México, advierte que las cifras que gestiona su organismo son solo de los venezolanos que se registran como solicitantes de asilos, pero hay muchos que ni siquiera intentan ese trámite e intentan directamente pasar a Estados Unidos por algún punto de los 3.152 km kilómetros de frontera que comparte con México.

En total, la migración irregular procedentes de Venezuela en el año fiscal de 2022 vio un incremento en sus llegadas a la frontera sur de un 293% respecto al período anterior.

Entre octubre de 2021 y agosto de 2022, más de 150.000 venezolanos fueron detenidos tras cruzar la frontera con Estados Unidos, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

Por qué los venezolanos, por qué Estados Unidos

“La migración irregular de Venezuela a Estados Unidos eran menos de cien personas cada año”, explica en conversación con Aceprensa Ariel Ruiz, analista del Migration Policy Centre en Estados Unidos.

En 2016, Venezuela fue azotada por una crisis política, económica y social que hizo que muchos de sus ciudadanos salieran del país.

Sin embargo, la migración venezolana no se había dirigido con tanta afluencia a Estados Unidos hasta hace unos pocos años. ¿Por qué este interés ahora por Estados Unidos?

El número de venezolanos que quieren llegar a Estados Unidos a través de la frontera de México no hace más que aumentar

Ruiz explica que, hasta la fecha, los venezolanos que habían salido del país pertenecían a la clase media alta, por lo que podían llegar a sus destinos en avión y muchos optaron por España o por otros países latinoamericanos. Sin embargo, ahora los escasos recursos económicos obligan a los migrantes a llegar a pie y de forma irregular.

Además, Ruiz señala que un gran número de personas todavía tenía esperanzas en que la situación política pudiera cambiar, pero el fracaso de Juan Guaidó como líder de la oposición hizo que los que se habían quedado confiando en un cambio de gobierno empezaran también a salir del país. A esto se le suma la pandemia del coronavirus y una fuerte crisis económica que sigue asolando el país.

De hecho, señala Ruiz, a pesar de la situación política en Venezuela, el migrante venezolano actual es un migrante económico y no necesariamente un represaliado político. Algo que se debe tener en cuenta a la hora de diseñar las políticas que puedan dar solución a este flujo migratorio.

México asume las consecuencias

Las restricciones que se han ido imponiendo en Estados Unidos para impedir la llegada de los venezolanos hace que muchos de ellos, junto con otros migrantes, opten por atravesar la peligrosa ruta del Darién en su intento de entrar a México para cruzar la frontera.

Esta ruta ha aumentado en popularidad en el último a pesar de los riesgos que conlleva para los migrantes debido al aumento de la vigilancia en otros pasos. De hecho, el Ministerio de Seguridad Panameño cifra en 185 000 las personas que han pasado por el Darién entre enero y mediados de octubre de este año, de las que más de 133. 000 son venezolanas. El año pasado, solo cruzaron 2.800 venezolanos.

Al final, es México el que asume el impacto de este flujo migratorio, y más teniendo en cuenta que la postura de Estados Unidos ha sido muy restrictiva.

Desde 2019, un acuerdo entre Donald Trump y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, puso en marcha los Protocolos de Protección a Migrantes (MPP), una política más conocida como “Quédate en México”.

Las restrictivas políticas de Estados Unidos han hecho que miles de venezolanos queden varados en México

Bajo este protocolo, los funcionarios de la frontera devuelven a las personas solicitantes de asilo no mexicanas y las obligan a esperar en México a que se resuelva su caso. A pesar de que el presidente Joe Biden prometió derogar el programa, la eliminación no se hizo efectiva hasta octubre de 2022 debido a que el Estado de Texas impugnó la decisión de terminarla.

Los MPP no han sido la única política migratoria que ha afectado a los venezolanos en su intento por llegar a Estados Unidos. El llamado Título 42 es otra restricción fronteriza que tiene su origen en la pandemia del coronavirus. Bajo esta normativa, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras prohíbe la llegada de personas que “potencialmente representan un riesgo para la salud” y permite la expulsión inmediata de todos aquellos que intenten entrar de forma ilegal.

Aunque la medida se concibió para evitar la propagación del coronavirus a través de personas que no hubieran pasado los controles médicos necesarios, se ha mantenido hasta ahora bajo el pretexto de que derogarlo provocaría un caos migratorio.

En total, el Título 42, que finalmente ha sido eliminada el mes pasado, ha permitido a Estados Unidos expulsar a 2,4 millones de inmigrantes en algo más de dos años y medio.

Todo ello ha puesto una enorme presión sobre las organizaciones que se dedican a la atención de los migrantes en México y que lidian con las consecuencias de la negociación de intereses entre el gobierno mexicano y estadounidense.

Además, diversas organizaciones denuncian que los inmigrantes devueltos a México quedan expuestos a una situación de riesgo y vulnerabilidad. Desde que el presidente de Estados Unidos Joe Biden asumió el cargo, Human Rights First dice que ha identificado casi 10.000 casos de secuestro, tortura, violación u otros ataques violentos por parte de los cárteles y la policía contra personas bloqueadas o expulsadas a México bajo el Título 42.

Las medidas por parte del gobierno mexicano no se quedan atrás: tiene desplegados en torno a 28.500 militares en las fronteras y zonas de paso para detener y deportar a los migrantes.

Los migrantes necesitan una solución de verdad

A pesar de derogar las medidas que permiten la expulsión inmediata de los migrantes que intentan cruzar la frontera de forma ilegal, Estados Unidos mantiene un objetivo: evitar las entradas irregulares terrestres.

La inmigración ha sido un tema candente en las elecciones de medio mandato y los migrantes han llegado a convertirse en un arma política. Algunos estados republicanos, como Florida, Texas y Arizona, fletaron aviones y autobuses con migrantes a estados demócratas. La mayoría de ellos eran venezolanos.

Debido a la crítica situación de los venezolanos, los gobiernos de Estados Unidos y de México han propuesto una medida para que 24.000 inmigrantes de esta nacionalidad puedan entrar a Estados Unidos por vía aérea si cumplen una serie de requisitos, entre los que destaca el de encontrar un patrocinador que cubra sus gastos durante dos años.

El objetivo es intentar impedir todo tipo de paso por la frontera terrestre y redirigir el flujo migratorio a la vía aérea.

Esto es, por un lado, insuficiente, dado el número de migrantes venezolanos que intentan llegar a Estados Unidos. Por otro, deja en un limbo a los venezolanos que ya están en la frontera o en ruta esperando su oportunidad de cruzar y a los que no tienen los recursos económicos suficientes como para cumplir con los criterios del programa.

Estados Unidos permitirá la entrada por avión de 24.000 venezolanos, pero los expertos señalan que las plazas no son suficientes y que los criterios son muy exclusivos

Ante esta situación, las reacciones de los venezolanos varían, según explican los expertos.

Algunos optan por volver a Venezuela, señala Andrés Ramírez. Al no ser contrarios al gobierno, se les facilita la vuelta desde la embajada y ya han salido varios vuelos en los que los venezolanos han embarcado de vuelta de forma voluntaria. El coordinador de COMAR cree que esto va a continuar.

Sin embargo, la gran mayoría lo que harán es, en palabras de Ramírez, “jugársela”. Han arriesgado ya mucho por llegar a Estados Unidos y en ningún caso creen poder cumplir con todos los requisitos necesarios para acceder al privilegio de los 24.000. Sin embargo, cunde la desesperanza porque la nueva medida del gobierno también advierte que los que crucen de forma ilegal por tierra serán expulsados inmediatamente.

Por último, algunos optarán por quedarse en México para beneficiarse del amplio sistema de protección que ofrece el país a los solicitantes de asilo a los que se les concede la condición de refugiados.

Desde el Migration Policy Center también creen que la nueva alternativa del gobierno de Biden tampoco es suficiente en el largo plazo.

Ariel Ruiz señala que los acuerdos con países como México o Canadá pueden ayudar a aliviar la presión de los flujos hacia Estados Unidos.

Por otro lado, el analista insiste en el perfil económico de los migrantes venezolanos y propone la opción de ofrecerles visas laborales que les permitirían residir de forma temporal en Estados Unidos mientras trabajan y luego regresar a su país.

A la hora de plantear soluciones, Ruiz señala que “el objetivo en ningún caso es detener la inmigración, sino mejorar su gestión”. Es decir, hacerla más humanitaria para los propios migrantes.

Desde COMAR también reclaman medidas que puedan dar una salida real a las necesidades de los migrantes y aliviar la presión a la que se están viendo sometidas las organizaciones en México.

Mientras tanto, la realidad es que miles de venezolanos aguardan en la frontera esperando su oportunidad para cruzar a Estados Unidos y llegan a través de rutas cada vez más peligrosas. Y no parece que la nueva medida del gobierno de Biden vaya a disuadirles.

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