Una familia con clase

GÉNEROS,

PÚBLICOAdultos

CLASIFICACIÓNSensualidad

ESTRENO01/01/2008

Un joven inglés de clase alta se enamora perdidamente de una americana piloto de carreras, con quien se casa impulsivamente. Cuando los recién casados llegan a la campestre mansión familiar, la madre siente un inmediato rechazo por su nuera. El enigmático padre es un tipo de vuelta de todo.

Libre adaptación de la obra de teatro de Nöel Coward estrenada en 1925, que fue llevada al cine por Hitchcock tres años después.

«No queríamos -señala el director- hacer una película de época al uso, sino una película moderna para un público moderno, así que intentamos darle una voz contemporánea. Es difícil llegar a un punto medio, porque, de hecho, cuando llegaron los actores se pusieron en modo Coward teatral hasta el punto de que tuve que decirles que me hablaran como si no estuvieran interpretando, como si estuviéramos charlando en la calle, y así finalmente logramos dar con un tono que nos gustaba a todos. También nos hemos vuelto locos con la música y hemos utilizado efectos especiales extraordinarios que no suelen aparecer en películas de época”.

Esta declaración de intenciones de Stephan Elliott es la clave de los evidentes y numerosos problemas de una película que no encuentra el tono y que padece las consecuencias de los caprichos -de la incultura- de uno de esos directores que antes que alterar obras ajenas podría escribir un guión original y demostrarnos la calidad de su propia voz.

Podría parecer que estoy indignado por Coward. Nada de eso. La obrita de Coward es una pieza de un inexperto jovenzuelo de veintipocos años, que no se acerca al deslumbrante talento de Wilde ni al envidiable oficio de George Bernard Shaw.

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