Trabajos de amor perdidos

Love's Labour's Lost

TÍTULO ORIGINAL Loves Labours Lost

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director y guionista: Kenneth Branagh. Intérpretes: Kenneth Branagh, Richard Briers, Richard Clifford, Carmen Ejogo, Adrian Lester, Matthew Lillard, Natascha McElhone, Emily Mortimer, Alicia Silverstone, Timothy Spall. 95 min. Jóvenes.

La comedia de Shakespeare Trabajos de amor perdidos describe un incidente histórico: la embajada que en 1578 recibió el rey Enrique IV de Navarra en Nevac. Allí, su propia esposa, Margarita de Valois, princesa de Francia, fue a reclamar la Aquitania de parte de su padre. En la obra teatral, el rey de Navarra, ahora de nombre Ferdinand, es célibe y, en aras de la ciencia, decide recluirse en la corte con sus tres mejores amigos. Juran estudiar, ayunar y despreciar los encantos del mundo -incluidas las mujeres- durante tres años. Pero la llegada de la princesa y sus doncellas pone a prueba ese voto.

Una vez más, Kenneth Branagh emplea una ambientación moderna -la Francia de los años 30 de este siglo- para acercar Shakespeare al público actual. La película abre con un noticiario que prepara para la acción. Este informativo, que aparece dos o tres veces más, equivale al coro que aparece en un buen número de las obras del Bardo.

El texto ha sido muy recortado -casi siempre con acierto-, y el director norirlandés lo desarrolla como si fuera un musical del Broadway de los años 30, apoyándose en temas clásicos de Cole Porter y George Gershwin. Pasado el asombro inicial, esta arriesgada apuesta funciona bastante bien, pues confiere a la obra un mágico aire arcaizante y, a la vez, próximo a su tono ligero. Cabe reprochar la timidez de los bailes, demasiado comedidos, a la medida de actores no bailarines. También pesa su deliberado tono teatral; forma parte del estilo Branagh. En todo caso, el conjunto es muy digno, probablemente saca el mayor partido posible a una de las comedias menores de Shakespeare y cumple su objetivo de llevar la tensión dramática al punto en que la canción y el baile son la prolongación natural del discurso.

Fernando Gil-Delgado

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