The Score (Un golpe maestro)

TÍTULO ORIGINAL The Score

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director: Frank Oz. Guión: Kario Salem, Lem Dobbs y Scott Marshall Smith. Intérpretes: Robert De Niro, Edward Norton, Marlon Brando, Angela Basset. 124 min. Jóvenes.

No es fácil reunir a tres actores de la talla de Robert De Niro, Edward Norton y Marlon Brando. Y roza lo imposible dirigirlos con resultados equilibrados. Este es el reto que ha encarado con éxito Frank Oz en su última película. En ella, el veterano cineasta norteamericano da un giro a su filmografía, dominada hasta ahora por imaginativas fantasías infantiles -como Cristal Oscuro o La llave mágica- y por divertidas comedietas, del estilo de Un par de seductores o ¿Qué pasa con Bob?

En The Score (Un golpe maestro), Oz actualiza la fórmula del cine negro clásico. En tal molde encaja este thriller sobre el audaz golpe que planean tres ladrones de guante blanco. El obeso Max (Brando) ejerce de mecenas y relaciones públicas. Nick (De Niro) es un meticuloso y solitario hombre de acción, que ansía retirarse para disfrutar del amor de Diane, su novia negra, y dirigir en paz el club de jazz que posee en Montreal. El trío lo completa Jack (Norton), joven e inteligente protegido de Max. ¿El objetivo del golpe? Un cetro real francés del siglo XVII valorado en 30 millones de dólares. ¿El lugar? El hipervigilado edificio de aduanas de Montreal. ¿Y los conflictos? Pues, además de los guardias, las cámaras, las alarmas…, un hecho evidente: que, como los ladrones no son gente de fiar, «en el mundo del crimen no hay amigos».

Oz disimula los clichés del argumento, dosifica la intriga, rueda con vigor la acción y, sobre todo, permite que sus estrellas se luzcan casi sin limitaciones. Esto va sucediendo con rítmica periodicidad gracias a un guión de tono clásico, bien estructurado, con abundantes diálogos jugosos y sobrio hasta en sus leves detalles soeces. Ciertamente, la trama central resulta algo tópica, y sólo se enriquece con el frío romance entre Nick y Diane. Así que a veces el simple suspense y el mero choque de poderosas presencias no sostienen suficientemente el excesivo metraje. De todos modos, la trama avanza hacia un desenlace formalmente brillante, de ritmo medido y plagado de giros inesperados.

Jerónimo José Martín

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