Atlantis: El imperio perdido

PÚBLICOTodos los públicos

ESTRENO23/11/2001

Directores: Gary Trousdale y Kirk Wise. Guión: Tab Murphy. Dibujos animados. 95 min. Jóvenes.

Un espectacular cataclismo barre Atlantis y su hermoso pueblo de la superficie de la tierra. Miles de años después, a principios del siglo XX, Milo Tatch, un joven lingüista del museo británico, se embarca en una expedición para descubrir el perdido continente. La tripulación del submarino Ulysses se completa con el comandante Rourke, militar retirado y mercenario sin escrúpulos; Helga, sensual y siniestra mujer; Vinny Santorini, un italiano experto en explosivos; el doctor Sweet; Gaetan Moliere, un francés que excava túneles; Rocío Ramírez, una mecánica latina, y Cookie Farnsworth, la oficial de comunicaciones, mujer mayor, pesimista, que no para de fumar.

La última gran obra de animación de la Disney es una excelente película de aventuras, con todos los ingredientes del género. Por un lado, ofrece unos personajes creíbles y bien caracterizados, que realizan un viaje alucinante. Las escenas acuáticas son de antología, con todo un arsenal de efectos especiales. Por otro lado, se ponen al alcance del espectador los secretos de una civilización perdida. Y todo se adereza con un romance y una gran batalla. Además, está el carácter ingenuo y positivo de Milo, que nunca se desespera ni pierde la sonrisa.

Atlantis sorprende porque se aparta de la línea tradicional de los dibujos animados de la Disney. Los directores Gary Trousdale y Kirk Wise -responsables de La Bella y la Bestia y El Jorobado de Notre Dame- abandonan bailes y canciones, renuncian al público menor de ocho años y se embarcan en una película de acción semejante a En busca del arca perdida. Más de una vez el espectador tiene la impresión de que podría haberse rodado con actores de carne y hueso. Así pues, la película recuerda el estilo de Titan A.E., de Don Bluth, con alguna influencia también de El gigante de hierro y del anime japonés. Técnicamente, Atlantis supera a esas películas; de hecho, da la impresión de que Trousdale y Wise, inseguros de la nueva fórmula y de su propia capacidad para enganchar al espectador adulto, no se han reservado nada y han arrojado a los ojos del público todos los recursos a su alcance. En realidad, han exagerado, y los últimos veinte minutos llegan a agotar.

Fernando Gil-Delgado

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