No te muevas

TÍTULO ORIGINAL Non ti muovere

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director y guionista: Sergio Castellitto. Intérpretes: Penélope Cruz, Sergio Castellitto, Claudia Gerini, Elena Perino, Marco Giallini, Pietro de Silva, Vittoria Piancastelli. 125 min. Adultos.

Tras sufrir un accidente de moto, una adolescente se debate entre la vida y la muerte en el hospital donde Timoteo, su padre, ejerce de cirujano. Mientras se efectúa una complicada operación, él, que rehúsa intervenir, rememora los hechos que han conducido a que esa hija exista. No estaba, en efecto, en el estrecho horizonte del matrimonio de Timoteo y Elsa tener hijos. «Perfecto» matrimonio burgués en el que todo se reduce a rutina y buenas maneras, una avería en el automóvil del doctor va a cambiar las cosas.

Obligado a permanecer en una barriada misérrima mientras efectúan la reparación, Timoteo conoce a Italia, una joven de origen albanés que habita en una casa cochambrosa. Ebrio por el vodka con que ha entretenido la espera, y quizá empujado por su propia vida vacía y la sospecha nunca confirmada de la infidelidad de Elsa, viola brutalmente a la pobre chica. Cuando al día siguiente acude a disculparse, vuelve a forzarla, y así inicia una relación autodestructiva, que le sirve para escapar de su jaula de oro. Aunque puede que escapar de la jaula de oro sea otra cosa.

Compleja adaptación de una dura y difícil novela de Margaret Mazzantini, con la que el actor italiano Sergio Castellitto, que también se reserva el difícil papel del cirujano, debuta en la dirección. Sorprende su personalidad, tanto en el desarrollo de la historia, los flash-backs y vueltas al presente, como en la puesta en escena, la planificación y la dirección de actores. Esto último se nota en el caso de Penélope Cruz, una actriz que necesita ser dirigida para brillar, y que aquí tiene esa mano amiga que le guía. Los crecientes elementos dramáticos, lo desgarrador de muchos pasajes, la entrega paulatina de piezas que al final componen el puzzle completo, el uso de canciones con letra nada casual, configuran una película de difícil manejo, sobre todo para un principiante. Pero Castellitto supera el reto y sabe poner tal orden al relato que algunos pasajes acaban resonando en otros, contribuyendo a la unidad del film. Sin embargo, hay un ‘pero’. O dos. La alta carga erótica de varias escenas; y la pasividad de Italia ante las primeras acometidas de Timoteo, poco menos que increíble.

El dibujo del matrimonio de Timoteo es demoledor, un fracaso sin paliativos. La relación con Italia es una aberración, pero de ella acaban brotando cosas hermosas, ya se sabe que las flores también pueden crecer en un estercolero. ¿Adónde puede conducir aquello? Castellitto sugiere la intervención divina -un crucifijo torcido, una conversación sobre la perspectiva de un mundo sin Dios, esa única plegaria rezada y no escuchada (¿o quizá sí?)- y jugando a la ambigüedad, Dios actúa, Dios no actúa, ¿sabemos interpretar sus señales?, da pistas para no ceder a un planteamiento vital acomodaticio. Como ese plano cenital del accidente bajo la lluvia al inicio, la perspectiva divina cobra todo su sentido en el desenlace. Al final el Hacedor escribe con renglones torcidos.

José María Aresté

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