Mystic River

Director: Clint Eastwood. Guión: Brian Helgeland. Intérpretes: Sean Penn, Tim Robbins, Kevin Bacon, Laurence Fishburne, Marcia Gay Harden, Laura Linney, Kevin Chapman. 137 min. Jóvenes-adultos.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

En Sin perdón, un pistolero sanguinario, que había abandonado las armas para convertirse en un destripaterrones, vuelve a matar. En Los puentes de Madison, un ama de casa, que vive un intenso romance con un tipo que parece el amor de su vida, debe reasumir sus deberes conyugales. En Un mundo perfecto, un criminal, que se diría que ha recobrado la inocencia tras secuestrar a un niño, cae muerto por el disparo de un estúpido policía de gatillo rápido. Son tres títulos de la filmografía de Clint Eastwood como director cuyos derroteros están marcados por el fatalismo. Los personajes de esas películas parecen tener muy mermada su libertad: el deseo de encauzar sus vidas por sendas nuevas se da de bruces con un destino implacable, que vuelve a ponerles en su sitio. Mystic River, adaptación de una popular novela de Dennis Lehane a cargo de Brian Helgeland (ya adaptó otro libro de éxito, L.A. Confidential, que le valió un Oscar), sigue la misma hoja de ruta.

Jimmy, Dave y Sean, compañeros de la infancia, vieron cómo su amistad se truncaba bruscamente la mañana en que dos tipos, simulando ser policías, se llevaron a uno de ellos. Los abusos sexuales que padeció Dave le marcaron de por vida; y aunque casado y con un hijo años después, le quedan claran secuelas. Por su parte, Jimmy siguió el camino de la delincuencia, aunque tras una temporada en prisión, trata de regenerarse y de sacar adelante a su familia. Por último, Sean se ha convertido en policía. Y precisamente un caso criminal, el asesinato de la hija de Jimmy, fuerza de nuevo el reecuentro de los amigos de antaño.

Clint Eastwood es un excelente director. Tiene además su propia productora, Malpaso, y un equipo de técnicos (el músico Lennie Niehaus, el montador Joel Cox, el diseñador de producción Henry Bumstead…) con los que viene repitiendo película a película. O sea, cuenta con un preciso mecanismo de relojería para poner en marcha, realizar y empaquetar películas impecables. Es el caso de Mystic River, un film intenso, con un guión bien vertebrado, donde todo encaja y que disimula bien algunas trampas, como la inexistencia de coartada para Dave, el repentino hallazgo de unas pruebas incriminatorias. Eastwood rueda a las mil maravillas, con ritmo brioso, sin empantanarse; con ideas visuales, quizá obvias -como la de la pelota que se cuela en la alcantarilla, anticipo de lo que va a ocurrir a los tres chicos-, pero sin duda efectivas. El film es duro, pero su violencia es sobre todo psicológica, y se evitan las truculencias al tratar los abusos sexuales. Película masculina, alguno la tachará quizá de machista, pues las mujeres tienen escasa presencia y se comportan de modo poco inteligente. La excepción es la esposa de Sean, con sus llamadas silenciosas al móvil, para intentar salvar su matrimonio.

José María Aresté

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