Little Senegal

Director: Rachid Buchareb. Guión: Olivier Lorelle y Rachid Buchareb. Intérpretes: Sotigui Kouyate, Sharon Hope, Roschdy Zem, Karim Koossein Traore, Adetoro Makinde, Adya Diarra, Eileen. 93 min. Adultos.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Interesante película que trata de profundizar en las relaciones que existen entre la comunidad negra norteamericana y sus raíces africanas previas a la deportación de esclavos. O mejor dicho, la ausencia de dichas relaciones. De hecho, el film cuenta la historia de Alún, un sexagenario que trabaja en el Museo de los Esclavos de Goreé en Senegal, y que, apasionado por la historia de su pueblo, decide viajar a Estados Unidos en busca de algún familiar descendiente de los esclavos de su familia. En Harlem, Nueva York, encontrará una prima lejana, Ida. Ésta, ajena a sus raíces, le recibe al principio con hostilidad manifiesta. Las otras subtramas expresan la difícil convivencia en el seno de la plural y compleja comunidad negra norteamericana.

Little Senegal es una reflexión sobre el valor de la propia tradición como hipótesis para afrontar el presente con mayor certeza y esperanza. El encuentro de Ida y su problemática nieta con su pariente africano pone de manifiesto el individualismo y soledad en que vive tanta gente del Primer Mundo. Frente a ello, Alún encarna los valores de la familia, la religión y el sentido comunitario, como una forma más humana de relación. Sin embargo, la realidad es muy otra en Harlem, donde las dos comunidades están enfrentadas, cuando no se ignoran mutuamente. Como declara el propio director, Rachid Buchareb: «El emigrante africano es considerado como una amenaza para la integración de los negros norteamericanos. Por su parte, los africanos que han inmigrado recientemente se sienten decepcionados: pensaban que iban a recibir apoyo y solidaridad de los afroamericanos, pero lo único que encuentran es indiferencia, violencia y desprecio».

La película en sí, esmerada y contenida, es algo minoritaria por el ritmo detenido, la ausencia de grandes momentos y la sutileza de la puesta en escena, en la cual una fugaz mirada o un gesto silencioso pueden aportar enorme significación. Por su parte, los actores, especialmente Sotigui Kouyate y Sharon Hope, hacen un preciso y rico trabajo. También la banda sonora, completamente afroamericana, tiene especial protagonismo. Excepto un par de escenas menos delicadas, el resultado general es muy notable, como expresión de un cine serio y comprometido con la realidad sobre la que trata de arrojar un poco de luz.

Juan Orellana

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