Director: Ken Loach. Guión: Rob Dawber. Intérpretes: Dean Andrews, Tom Craig, Joe Duttine, Steve Huison, Venn Tracey, Sean Glenn. 93 min. Adultos.
En La cuadrilla, el director británico Ken Loach vuelve con sus denuncias sociales favoritas. En esta ocasión, el conflicto viene originado por la privatización y pérdida de monopolio la British Rail, la empresa de mantenimiento de la red ferroviaria. Comienzan a sobrar trabajadores y a los que quedan se les ofrecen precarias condiciones laborales. La alternativa es trabajar por libre sabiendo que todo vale para llegar antes que la competencia. La dignidad personal y la seriedad profesional se empezarán a sacrificar para poder sobrevivir.
Ken Loach regresa a las historias británicas después de su paseo por el mundo hispano de Los Ángeles en Pan y Rosas, su anterior film. Abandona ahora su vena antithatcheriana para afrontar un problema de finales de los noventa, cuando se privatizaron los servicios de señalización ferroviaria de Sheffield. El guión lo escribió Rob Dawber, un sindicalista que vivió en primera persona aquella situación laboral. La película, rodada en 16 mm, tiene todo el estilo de Ken Loach: realismo casi documental, ausencia de preciosismo, insistencia en las relaciones cotidianas del grupo, y la consabida inclusión de tramas matrimoniales o de pareja, normalmente dramáticas. Esta falta de novedad hace que uno se pregunte si este director no se cansará nunca de hacer siempre las mismas películas. Y aunque resulta por ello algo cargante, tiene el valor de la sinceridad y el compromiso, un poco escorado hacia una izquierda ideológica, eso sí, más suavizada que en otros films precedentes.
Destacan como siempre la reivindicación de la solidaridad, del trabajo digno y bien hecho, y de la humanización de las relaciones laborales, como factor de equilibrio personal y sentimental. Buen reparto, buena música estilo jazz, a cargo de George Fenton, y buena narración para una buena historia… que ya hemos visto cien veces.
Juan Orellana