1953. Endel Nelis llega en tren a Haapsalu (Estonia). Viene de Leningrado, donde fue campeón de esgrima, huyendo de la policía secreta soviética.

La clase de esgrima (el título original significa El Tirador) es la quinta película de Klaus Härö, finlandés de 45 años. Las precedentes son Cartas al Padre Jacob (2009), The New Man (2007), Mother of Mine (2005) y Elina (2002).

El guion (es un primer guion de una mujer y se nota: la película sería otra escrita por un hombre) tiene el acierto de obviar lo evidente, de no subrayar lo que resulta tan doloroso, porque basta con apuntarlo como de pasada, de mirar las cosas y la vida con ojos femeninos. La belleza del texto (su sencillez es inteligente, porque la ingenuidad es la rebelión definitiva frente a la perversión), la impecable fotografía y un etalonaje que da a los colores una veladura muy oportuna, hacen de la película un relato fascinante, en el que voluntariamente se renuncia al efectismo, a recursos fáciles de lucimiento autoral. Las localizaciones, el vestuario, el diseño de producción, la música, el casting son excelentes. La dirección de actores busca la contención y evita la sensiblería, impropia de las gentes del Báltico, muy castigadas tras la Segunda Guerra Mundial.

Härö ha elegido como protagonista a un cantante y presentador de televisión muy conocido en Estonia. 40.000 estonios y 76.000 finlandeses acudieron a los cines a ver esta película preciosa, honesta y magnánima, delicada y emocionante.

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