Director: Mike Figgis. Guión: Richard Jeffries. Intérpretes: Dennis Quaid, Sharon Stone, Stephen Dorff, Juliette Lewis, Kristen Stewart, Ryan Wilson, Dana Eskelson, Christopher Plummer. 119 min. Adultos.
Esta película aglutina casi todos los tópicos realistas del subgénero de casas con mala estrella. Relata las desventuras de una estresada familia de Nueva York, compuesta por una ejecutiva de altos vuelos, su marido -un modesto documentalista- y sus dos hijos: una adolescente algo rebelde y un chaval que aún mantiene la inocencia infantil. Un hecho dramático les lleva a abandonar la gran ciudad e instalarse en un inmenso caserón, situado en un pueblo perdido y poco hospitalario. La paz de la familia se verá rota con la llegada del último dueño de la casa, un joven violento que acaba de salir de la cárcel.
Si ya las motivaciones de la familia protagonista son poco verosímiles, el posterior desarrollo de la trama es absolutamente previsible y bobo, y carece casi por completo de entidad dramática. Consciente de ello, el británico Mike Figgis (Leaving La Vegas) plantea la puesta en escena como un ejercicio de estilo, en el que saca partido a los inquietantes escenarios, fuerza las interpretaciones de los actores y alarga al máximo la intriga, saltando sin rigor de tópico en tópico, engañando al espectador con guiños falsamente esotéricos e introduciendo a ratos una violencia descarnada y ciertos apuntes sexuales explícitos. Gracias a esa impactante factura visual y musical, el espectador se involucra más o menos en la acción. Sin embargo, se notan tanto los efectismos y la vacuidad dramática de la película que las decepciones se van acumulando hasta el violento desenlace, patético en su convencional desarrollo.
Jerónimo José Martín
