Kafka. La verdad oculta

TÍTULO ORIGINAL Kafka

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Director: Steven Soderbergh. Intérpretes: Jeremy Irons, Theresa Russell, Joel Grey.

Kafka (Jeremy Irons) trabaja como empleado en una compañía de seguros. Sus ratos libres los dedica a desarrollar sus cualidades como escritor. Un día, su amigo y compañero de trabajo Edouard Raban aparece muerto, aparentemente ahogado. Empieza a sospechar que algo extraño sucede cuando entra en contacto con un grupo de anarquistas.

El film no es una biografía del célebre novelista checo Franz Kafka, aunque abunden pequeños detalles reales de su vida, o se ofrezcan posibles explicaciones a los argumentos de algunas de sus historias. El guión de Lem Dobbs toma al personaje del escritor y lo sumerge en una historia kafkiana completamente ficticia, pero que sirve para desarrollar algunas de sus ideas. El protagonista vive en un mundo absurdo, en el que nada parece tener lógica. En su empresa hay un jefecillo que toma nota de las faltas con precisión y saña ridículas. Dos torpes empleados parecen un trasunto de los gemelos Hernández y Fernández de las aventuras de Tintín. Un inspector de policía nunca averigua la verdad. Un asesino loco deambula con una risa histérica. Y un doctor paranoico experimenta con humanos para conseguir no se sabe qué. El final de la película confirma plenamente el deprimente pesimismo kafkiano.

Soderbergh recurre a una estética expresionista acorde con Kafka. La fotografía busca a veces angulaciones extrañas, aunque nunca forzadas, que dan una visión deformada de la realidad, la visión propia de todos los hombres según Kafka. El look visual del film es espléndido, tanto cuando la acción transcurre en blanco y negro por el maravilloso marco de la ciudad de Praga, como cuando se traslada en color al interior del castillo. Además, se refuerza con la inspirada música de Cliff Martínez, compositor habitual del director. Los actores están muy bien, tanto Jeremy Irons como los numerosos secundarios, algunos de lujo, como Alec Guinnes, Armin Müller-Stahl o Iam Holm.

A pesar de las cautivadoras imágenes, que transmiten el aire inquietante que pretenden, y del posible atractivo de Kafka, el film resulta algo pesado pues la acción se desarrolla con lentitud. Y, habiendo dado a la trama un formato de thriller, esto podía y debía haberse evitado.

José María Aresté

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