Juana de Arco

Guión: Andrew Birkin y Luc Besson. Intérpretes: Milla Jovovich, John Malkovich, Faye Dunaway, Dustin Hoffman, Pascal Gregory. 141 min. Jóvenes-adultos.

TÍTULO ORIGINAL Joan of Arc

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Elevada a los altares en 1920, Juana de Arco es una figura histórica compleja. Que una campesina analfabeta de 17 años, en plena Guerra de los Cien Años, lidere al ejército francés a instancias de una revelación divina y logre la coronación de su rey no es pequeña aventura. Es lógico que su peripecia haya sido adaptada al cine por vacas sagradas como Robert Bresson, Carl Th. Dreyer, Roberto Rossellini o Victor Fleming. Y, recientemente, Christian Duguay ha hecho una notable versión televisiva, con una maravillosa interpretación de Leelee Sobieski.

Ahora, el francés Luc Besson da un quiebro a su filmografía –Nikita, El quinto elemento, El profesional– al abordar la figura de Juana. En líneas generales, sigue los hechos históricos y demuestra admiración por el personaje. Las variaciones estriban en imaginar que una hermana fue violada por soldados de Borgoña cuando Juana era niña, y en permitir una doble lectura en cuanto a su misión: se puede pensar que, en efecto, recibió un encargo divino, o bien -mensaje para incrédulos- que fueron imaginaciones suyas. Para mantener este juego, se introduce el personaje de la conciencia (Dustin Hoffman), que atormenta a Juana. Pues este es el rasgo que se destaca: enviada de Dios, o autoengañada, Juana actuó en conciencia.

Besson logra varias secuencias impresionantes: hay una perfecta reconstrucción de la época y te mete en las acciones bélicas, donde casi salpica la sangre. El principal error está en Juana: fuerte de voluntad, histérica, ignorante campesina, temerosa, iluminada… cambia de escena en escena sin ton ni son. Da la impresión de que a Milla Jovovich le falta una mano firme que la dirija y aúne ese manojo de rasgos contradictorios. Como si el director estuviera más interesado en meterse en el campo de batalla cámara en mano, o en presentar las revelaciones divinas con estética de videoclip algo insoportable, que en perfilar a la protagonista. Quizá era demasiado pedir a Besson que diera el salto a las grandes honduras. Al menos hay que agradecerle el haberlo intentado.

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