Revisitación de una obra de Maurice Rostand (L’homme que j’ai tué), llevada antes al cine por el alemán Ernst Lubitsch; ahora es el turno del francés François Ozon, quien aparca sus habituales tramas retorcidas y de alto voltaje sexual, para sumergirse en un drama romántico, universal y de hondo calado. Situada al final de la Primera Guerra Mundial, arranca con un enigmático francés, Adrian Rivoire, que visita en un pueblo alemán la tumba de un joven caído en combate, Frantz Hoffmister. Observado con recelo y curiosidad por la prometida y los padres de Frantz, la explicación de que se conocían del París de antes de la guerra trae un inesperado consuelo, como si hubieran recuperado al difunto. Ozon y su co ...

Contenido para suscriptores

Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.

Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.