Esta road movie, una especie de Thelma and Louise en versión masculina que aspiraba a cinco Oscar, ha ganado el de guion adaptado. Miles (un profesor que quiere ser escritor y lleva un año divorciado) y Jack (un actor televisivo en declive que está a punto de casarse con la hija de un magnate inmobiliario) emprenden un viaje enológico por la zona vitivinícola de California. La idea es tomar el aire, catar vinos y jugar al golf para despedir la soltería de Jack.
Alexander Payne (Nebraska, 1961), director de A propósito de Schmidt, adapta una novela de Rex Pickett en la que el vino actúa como catalizador de una historia tragicómica sobre dos hombres muy distintos que, puestos a compartir algo, compiten en patetismo. Miles, sensible y soñador, está deprimido por los fracasos personales y profesionales. Al vividor Jack lo que no pasa por el bajo vientre le desconcierta y parece que la cercanía del matrimonio no va a cambiar ni poco ni mucho su adscripción al hedonismo militante. En sus andanzas vitivinícolas conocerán a dos mujeres ya maduras que entienden de vino y de penas.
Lo que en principio no saldría del territorio de la comedia desmadrada (hay un buen puñado de situaciones gruesas y de diálogos groseros) se convierte gracias a un buen guion y a una cuidada estética (la planificación es muy buena) en una película con muchas situaciones humorísticas, algunas muy divertidas, otras bastantes chuscas. Entre copa y copa se va poniendo de relieve la tremenda soledad de unos seres marchitos y a la deriva, que escapan de sí mismos haciéndose compañía. Unos magníficos actores con notable vis cómica componen una película que, con menos sal gruesa y menos metraje, hubiera sido mucho mejor.
