Donde el corazón te lleve

Va' dove ti porta il cuore

TÍTULO ORIGINAL Va dove ti porta il cuore

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Directora: Cristina Comencini. Guión: Cristina Comencini y Roberta Mazzoni. Intérpretes: Virna Lisi, Valentina Chico, Margherita Buy, Galatea Ranzi, Massimo Ghinni, Tcheky Karyo. 112 min. Adultos.

Tras el éxito editorial de Donde el corazón te lleve, de Susanna Tamaro, llega ahora su adaptación al cine, realizada hace tres años por Cristina Comencini (Zoo, I divertimenti della vita privata, La fine é nota), hija del famoso director italiano Luigi Comencini.

Marta, una joven introvertida que no conoció a su padre y cuya madre murió siendo ella muy niña, regresa de Estados Unidos a Trieste para el sepelio de su abuela Olga, con la que mantenía desde hacía años un férreo pacto de silencio. Ahora, las turbadoras estancias vacías de la casa familiar enfrentarán a Marta con dolorosos sucesos del pasado, sobre todo cuando descubre un diario de su abuela, compuesto por decenas de cartas dirigidas a la propia Marta. En él, la abuela va abriendo su corazón a la nieta, hasta hacerle partícipe de los secretos que marcaron trágicamente su infancia, su mediocre matrimonio y las tensas relaciones con su hija Ilaria -la madre de Marta-, una mujer problemática y frágil a la que Olga no supo ayudar en los agitados años sesenta.

El guión afrontaba los difíciles retos de dar continuidad temporal y espacial a la fragmentaria estructura impresionista de la novela, plagada de idas y venidas, y de encontrar un cauce coral al permanente monólogo. Las guionistas han salido airosas de esos desafíos gracias a una esmerada recreación de atmósferas, una rigurosa definición de personajes y un desvelamiento progresivo de las intrigas dramáticas que generan las relaciones entre ellos.

Esta solidez literaria se completa con una puesta en escena muy rica en recursos fílmicos y con un detallista tempo lento, que recuerda al estilo contemplativo de Ingmar Bergman o de Víctor Erice. A Comencini le falta todavía el vigor y la hondura de esos maestros del melodrama intimista; pero su realización evidencia un elogiable esfuerzo por encontrar, para cada situación dramática, el encuadre, el movimiento, la iluminación, la forma de transición, el contrapunto musical o sonoro que más le conviene. Esto resalta el trabajo de los actores, todos ellos convincentes, aunque la espléndida interpretación de Virna Lisi -la abuela-, a veces eclipsa a los demás.

Para distanciarse de la polémica que generó la novela, la directora ha remarcado que su principal objetivo ha sido «evitar el sentimentalismo», adoptando un tono «emocionalmente más contenido y más carnal» que el de la obra original. Así salva casi siempre la tentación de la sensiblería; pero, a la vez, quizá rebaja un poco la fuerza emotiva de la novela y, desde luego, cede torpemente a la vulgaridad en varias escenas sexuales explícitas que fracturan la elegancia y la sutileza psicológica del resto del film. Por otra parte, y como sucede en la obra de Tamaro, se da una excesiva primacía a los sentimientos sobre la razón, de modo que la continuada infidelidad matrimonial que confiesa la abuela y las tormentosas relaciones con su hija están descritas sin demasiada nitidez moral.

Estos excesos, unidos a una cierta falta de trascendencia -que provoca un deficiente entendimiento del cristianismo-, son los principales defectos de esta notable película, por lo demás, de gran belleza estética y muy sugestiva en su inquietante disección de los efectos disolventes de la mentira, el egoísmo y la falta de autoridad en las relaciones familiares y sociales.

Jerónimo José Martín

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