Cold Fever

Director y guionista: Fridrik Thor Fridriksson. Intérpretes: Masatoshi Nagase, Lili Taylor, Fisher Stevens, Gisli Halldorsson, Laura Hughes, Seijun Suzuki. 95 min.

GÉNEROS

Fridrik Thor Fridriksson es el cineasta islandés más conocido internacionalmente, sobre todo desde que su película Children of Nature fue candidata en 1991 al Oscar al mejor film en habla no inglesa. En Cold Fever ha contado con la colaboración de Jim Stark, uno de los principales productores independientes norteamericanos. El resultado es un original road-movie, de exuberante belleza formal y con una reflexión de fondo muy sugerente.

Se narra la singular historia de Hirata (Masatoshi Nagase), joven y brillante ejecutivo de una empresa japonesa. Alentado por su abuelo, decide renunciar a sus vacaciones en Hawai para cumplir una costosa obligación: celebrar la ceremonia sintoísta en memoria de sus padres, que murieron hace años en un remoto lugar de Islandia. Hirata deberá atravesar en pleno invierno el gélido país, que le resulta totalmente extraño. En su accidentado periplo, tropezará con una excéntrica fotógrafa coleccionista de funerales, con una pareja de delicuentes norteamericanos (Lili Taylor y Fisher Stevens) y hasta con un hada de los hielos.

Fridriksson apuesta por una realización muy cinematográfica, que prima siempre a la imagen sobre la palabra. Incluso presenta los pasajes rodados en Japón en formato estándar y los rodados en Islandia, en formato panorámico, para subrayar la diferencia de escala entre los abigarrados escenarios urbanos japoneses y los vastos y deslumbrantes parajes helados islandeses, magníficamente fotografiadas por Ari Kristinson. La misma densidad dramática busca Fridriksson en todos los encuadres, logrando así una puesta en escena cadenciosa y de gran riqueza de matices. Un espléndido reparto internacional redondea el conjunto.

El guión de Fridriksson adopta un complejo tono agridulce, que pasa desde el humor paródico al estricto melodrama o al contrpunto mágico u onírico. El caso es que consigue que tengan entidad sus divertidas críticas a mentalidades tan dispares como la japonesa, la norteamericana y la islandesa, y que además dichas críticas superen su ámbito local hasta convertirse en una parábola sobre el desconcierto del hombre contemporáneo. Hirata viaja en realidad a «un sitio que no está en los mapas», pues su objetivo principal es regenerar su desgastada humanidad. Aprenderá sobre todo que «sólo la gente estúpida cree únicamente en las cosas que se pueden ver y tocar». Comprenderá que es imposible medir la belleza casi sobrenatural de los apabullantes paisajes árticos, o entender racionalmente la sencilla alegría que destilan las polifónicas baladas navideñas que la gente canta en cualquier sitio, o la sincera amistad de ese viejo islandés borrachín que le guía en la recta final de su viaje… Por eso no puede comprenderse en términos materialistas ese sentimiento de purificación y plenitud que siente Hirata cuando finalmente consigue saldar la deuda que tenía con sus padres.

Fridrik Thor Fridriksson ha convertido este misterioso viaje iniciático en una película fascinante, que le sitúa por derecho propio en la selecta nómina de los cineastas actuales que de verdad tienen cosas que decir y saben cómo decirlas.

Jerónimo José Martín

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