Directora: Jodie Foster. Guión: W.D. Richter. Intérpretes: Holly Hunter, Robert Downey Jr., Anne Bancroft, Dylan McDermott, Charles Durning. 98 min.
Claudia (Holly Hunter) se dispone a cumplir con la rutina anual de reunirse con su familia el Día de Acción de Gracias; esta vez, con menos ganas que nunca: a la responsabilidad de educar sola a su hija adolescente, se une la pérdida de su empleo. Tendrá que convivir con sus padres, ya mayores (Charles Durning y Anne Bancroft), que la quieren mucho pero que, a su entender, la atosigan; con un hermano homosexual (Robert Downey Jr.), bromista empedernido, que viene acompañado de un amigo; y con una hermana casada y con dos hijos, responsable y algo amargada. La tía Glady, con sus rarezas, añade un aire pintoresco al cuadro familiar.
Jodie Foster escoge para su segunda película como directora una historia que dibuja las no siempre fáciles relaciones familiares en un estilo intermedio entre el drama y la comedia. El propósito es mostrar en tono esperanzado que nadie es perfecto, que en la vida familiar se presentan discusiones y diferencias, que a todos cuesta expresar los sentimientos más íntimos… Esta última cuestión, las dificultades para comunicarse, está muy presente en los films de Foster como directora (El pequeño Tate) y como actriz (Nell, El silencio de los corderos…). En cualquier caso, los personajes, con sus excentricidades y defectos, se salvan por el cariño con que la directora los mira. En realidad, hay un reconocimiento tácito de que, al fin y al cabo, todas esas dificultades son la vida misma; también el tiempo se presenta como medicina capaz de desdibujar los malos tragos para dejar sólo presentes los recuerdos entrañables.
La película tiene un carácter coral, con un reparto envidiable en el que resulta difícil destacar a alguien. Foster, con acierto, decide permanecer detrás de la cámara, concentrándose en narrar la historia y dejando hacer a los actores dentro de unas pautas bien precisas. Así consigue un relato ágil y bien planificado, pero a la vez con cierto aire de espontaneidad.
José María Aresté