En las elecciones al Parlamento Europeo el próximo 7 de junio se teme que gane la abstención. Este distanciamiento ciudadano revela que el Parlamento ha ganado más en competencias políticas que en adhesión del público.
Andrea Riccardi, historiador italiano y fundador de la Comunidad de San Egidio, ha recibido en Aquisgrán el premio Carlomagno, que distingue la labor en pro del europeísmo.
El próximo 7 de junio se celebran elecciones al Parlamento Europeo. ¿Es una fecha importante solo para los partidos políticos o realmente debe interesar a los ciudadanos?
En una entrevista para la revista Huellas (marzo 2009), Marta Cartabia, profesora de Derecho Constitucional, se refiere a la forma en que la Unión Europea se ha transformado en un enorme aparato burocrático cuyas decisiones influyen sobre la vida de cada europeo.
A partir de 2015 habrá más muertes que nacimientos en la Unión Europea. Este declive demográfico es un freno al dinamismo de la economía. La Comisión Europea busca remedios para estimular la natalidad, mantener activos a los trabajadores mayores y aumentar el empleo femenino.
Ya que dentro de poco, por factores demográficos, habrá escasez de mano de obra en la UE, hay que conseguir que los trabajadores no se jubilen anticipadamente e, incluso, que decidan seguir trabajando después de la edad legal del retiro.
Ahora que la Comisión Europea acaba de cumplir 50 años de existencia, se comprende mejor la clarividencia de tres de los principales fundadores de la Europa unida: Robert Schuman, Alcide De Gasperi y Konrad Adenauer, unidos por su concepción de Europa, su amistad y su fe.
Un historiador francés pone en cuestión la tesis de que el resurgimiento cultural de Europa en la baja Edad Media se debió a la influencia de la civilización musulmana, entonces floreciente, que permitió el redescubrimiento del pensamiento griego a través de traducciones al árabe.
El 19 de marzo se cumplen 50 años de la constitución de la Asamblea Parlamentaria Europea, origen del actual Parlamento Europeo. El poder legislativo de la UE ha ido ganando peso y competencias en la política europea, aunque no despierta el entusiasmo del público.
Hasta 400 organizaciones islámicas de Europa han suscrito una carta en la que exponen sus derechos y su necesidad de participar en la política europea.