El Estado relacional (en el Reino Unido) y la sociedad participativa (en Holanda) son las nuevas ideas de la izquierda para adaptar el Estado del bienestar a las condiciones sociales y económicas de hoy.
La imparable demanda de cupones de comida ha llevado a los republicanos a exigir recortes drásticos, pero los partidarios alegan que es una ayuda esencial en tiempos de crisis.
El porcentaje de la riqueza nacional destinado a políticas sociales subió al principio de la crisis económica y permanece prácticamente igual desde entonces.
Tras unos años de endeudamiento despreocupado, muchos municipios españoles no llegan ahora a fin mes. Así que empiezan a pedir a los ciudadanos que colaboren para sacar adelante actividades de interés público.
Las elecciones en Suecia, con la renovación del mandato de la coalición conservadora y la caída de la socialdemocracia, manifiestan el nuevo “modelo sueco”.
Apropósito de la polémica sobre la izquierda en Alemania, Álvaro Delgado-Gal comenta que el Estado del bienestar ya no es un instrumento para proteger a las clases desfavorecidas (El País, 11-X-99).
Los suecos han gozado desde hace decenios de un elevado nivel de protección social, financiado gracias al fuerte crecimiento económico y al pleno empleo. Ahora que no existe ni lo uno ni lo otro, el modelo ha entrado en crisis. El 28 de octubre pasado, en Madrid, durante la X Conferencia Internacional de Asociaciones Empresariales Privadas, la doctora Birgitta Swedenborg, directora adjunta de la Asociación de Estudios sobre Industria y Sociedad (Suecia), hizo un diagnóstico del mal y sugirió una terapia. Resumimos su intervención.