Reitman muestra con claridad el problema de la adicción a las redes sociales y a la pornografía en Internet, pero esquiva la respuesta moral que el planteamiento pide.
Clint Eastwood retrata al primer director de FBI en una película en la que el guión no está a la altura del mismo realizador ni de los excelentes intérpretes, Leonardo Di Caprio y Naomi Watts.