Oliver Stone vuelve al cine político con un interesante “thriller” sobre Edward Snowden. Su tinte ideológico no ensombrece a un magnífico actor protagonista.
Un hombre amnésico es rescatado por la tripulación de un barco pesquero italiano cuando flota a la deriva en el mar. Carece de identidad y de pasado, pero posee unas serie de talentos extraordinarios en artes lingüísticas, marciales y de autodefensa que sugieren una profesión de riesgo. Confuso y desorientado, emprende una frenética búsqueda para descubrir quién es y por qué su vida ha tomado un giro tan peligroso.
Iniciándose con la invasión aliada a Normandía el 6 de junio de 1944, los miembros del segundo batallón de asalto, bajo las ordenes del capitan Miller, luchan por ganar el control de la playa. En el combate dos hermanos resultan muertos. Un poco antes, en Nueva Guinea, un tercer hermano muere también. Su madre, la señora Ryan, va a recibir tres telegramas de defunción el mismo día. El jefe del ejército estadounidense, George C. Marshall, ve la oportunidad de aliviar el sufrimiento de la señora cuando se entera de la existencia de un cuarto hermano, el soldado James Ryan, y decide enviar a 8 hombres (el capitan Miller y un grupo selecto de su batallón) a buscarlo y devolverlo a casa de su madre.