Las primeras fricciones de la Administración Biden con China plantean la cuestión de si las dos superpotencias están abocadas a la confrontación o a la cooperación.
Los pactos de Bahréin y los Emiratos con Israel son síntoma del cambio geopolítico en la región: para los países árabes, Palestina no es decisiva, y ahora su mayor enemigo es Irán.
La OTAN, creada para un mundo que ya no existe, se replantea su sentido. El secretario general Stoltenberg le ve como el único contrapeso posible al poder tecnológico, económico y militar de China.
Aunque la pandemia ha puesto en claro las deficiencias de la globalización, intensificar la cooperación internacional es clave para salir de la crisis.
La UE no es el super Estado en ciernes que creen ver nacionalistas y populistas, ni las grietas y tensiones actuales, como las del pasado, bastan para destruirla.
La insistencia del Papa Francisco en que Europa acoja a los refugiados e inmigrantes que cruzan el Mediterráneo obedece también a una visión más profunda de esta región, donde se encuentran tres continentes.
Para la historiadora de La Sorbona, Rusia no ha podido superar sus deficiencias democráticas debido al peso que todavía tiene la mentalidad soviética en las instituciones.