La protección efectiva de los derechos humanos exige que se puedan castigar las transgresiones, por medio, si es preciso, de instancias superiores a las leyes y los poderes nacionales. Así, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dirime los casos contenciosos entre particulares y los Estados miembros del Consejo de Europa. Pero la universalidad de los derechos humanos pide una autoridad judicial del mismo rango. Esto resulta evidente cuando se trata de casos como la guerra en la ex Yugoslavia o el genocidio de Ruanda, que no se pueden confiar a tribunales nacionales.
Apoyar el matrimonio es necesario para la sociedad y no supone intolerancia alguna con las parejas de hecho, escribe Janet Daley (The Daily Telegraph, Londres, 20-I-98).
Maurizio Viroli, profesor de Teoría Política en la Universidad de Princeton, describe en La Stampa (Turín, 8-XII-97) el creciente interés por la religión en Estados Unidos, interés que se manifiesta en fenómenos y grupos muy diversos.
La guerra en la ex Yugoslavia, las reticencias al ecumenismo por parte de algunas jerarquías ortodoxas y las críticas a la presencia del catolicismo en Rusia, ponen de relieve la peculiar relación entre Iglesia y Estado en el mundo ortodoxo. Para comprender estas reacciones es clarificadora la entrevista que publica Le Monde (20-I-98) con François Thual, profesor en la Escuela Práctica de Altos Estudios de París, experto en geopolítica de las religiones, convertido a la ortodoxia en edad adulta.
El periodista Ramón Pi comenta en El Mundo (17-I-98) que el caso de la muerte del tetrapléjico español Ramón Sampedro (ver servicio 10/98) no constituye una prueba a favor de la eutanasia.
En enero la prensa dio noticia del nacimiento de un niño italiano con apariencia normal pero que no tenía cerebro. Sus padres han explicado al diario La Repubblica (Roma, 28-I-98) por qué le dejaron nacer aun sabiendo que viviría poco tiempo.