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La ONU denuncia una «cultura de tolerancia» de las drogas

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Adiferencia de otros años, «prevenir» sería el verbo que mejor resume la intención del último informe de la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes), órgano cuasijudicial financiado por las Naciones Unidas. El informe presentado el 24 de febrero denuncia «una cultura de la tolerancia» de las drogas que socava los esfuerzos de prevención. Y aboga por una campaña de mensajes claros de prevención contra el uso no médico de estas sustancias.

En el entorno cultural que propicia el uso de drogas, el informe se refiere particularmente al ámbito de la música. Sin citar nombres propios, señala que algunos artistas hacen declaraciones personales o sostienen en sus canciones que «el uso de drogas para fines no médicos es una parte normal y aceptable del estilo de vida de una persona». Con el fin de contrarrestar esa acción negativa, la JIFE considera que los gobiernos han de ganarse «el apoyo de artistas de la música pop, personalidades deportivas, etc.» opuestos al consumo de drogas.

También los medios de comunicación tienen la responsabilidad y el poder de contribuir en este terreno. La Junta no lamenta que en ellos se discuta acerca de la liberalización, la legalización o el uso médico del cannabis, sino que sólo estas cuestiones reciban atención pormenorizada, y que en algunas ocasiones se informe con sensacionalismo. «Algunos periódicos de buena reputación publican editoriales que casi siempre favorecen la legalización del uso no médico de las drogas. Si bien esta información puede considerarse como una parte de los debates generales sobre el tema, tiende a generar un clima de aceptación favorable o al menos tolerante para el uso indebido de drogas».

«Para mantener un equilibrio en los debates públicos -añade la JIFE-, hay que presentar políticas que ofrezcan alternativas a la legalización de las drogas y que proporcionen información de fiar sobre los posibles efectos de esa legalización en los individuos». A este respecto, recuerda el fracaso de la política suiza de mayor tolerancia para el uso de drogas en lugares públicos, «que dio lugar a un mayor tráfico de drogas» hasta principios de los años 90. Por otra parte, el informe dice que «las pruebas dispersas obtenidas de las encuestas de opinión pública parecen indicar que la mayoría de las personas no están a favor de ningún tipo de legalización. El debate, lamentablemente, ha sido acaparado por un pequeño número de activistas que apoyan algún tipo de legalización de las drogas».

En el apartado dedicado a los medios de comunicación se menciona explícitamente a Internet, que ha hecho posible el acceso, antaño difícil, a muchas informaciones sobre drogas que a su vez facilitan la producción, fabricación y consumo de estupefacientes, así como la protección contra las detenciones policiales.

Aunque la Junta sabe que no es posible lograr un sociedad libre por completo de las drogas, considera que las campañas de prevención tienen un impacto positivo, y como ejemplo aduce las campañas contra el tabaco.

Entre las medidas legales, la Junta «exhorta a los gobiernos a integrar en su derecho interno» el artículo 3 de la Convención de 1988 contra el tráfico ilegal de estupefacientes y de sustancias psicotrópicas, que rechaza el «incitar o inducir públicamente a otro, por cualquier medio, a hacer uso ilícito» de las drogas.

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