La televisión puede convertirse en una droga que se consume en dosis proporcionales al grado de insatisfacción con la realidad, comenta Theodore Dalrymple, médico británico, en The Daily Telegraph (Londres, 16-VI-97).
Diversos gobiernos están reconociendo públicamente culpas pasadas de sus predecesores y pidiendo perdón a las víctimas. ¿Qué sentido tienen tales gestos? ¿Sirven para algo?