Entre frecuentes acuerdos y rupturas, a lo largo del último año se han ido definiendo las nuevas televisiones digitales en varios países de Europa, con participación de los principales grupos audiovisuales. En algunos casos preocupa el dominio de ciertos operadores, que podría ser próximo al monopolio.
España: la batalla del descodificador
En España, la cuestión es si la reciente ley de televisión digital garantiza la concurrencia, en beneficio del espectador, o está redactada en contra del único operador actualmente activo, que se ha adelantado a los demás. El litigio ha llegado a la Comisión Europea.
Por una parte está Canal Satélite Digital (CSD), la plataforma constituida el año pasado por Canal Plus, la única cadena de pago que funciona en España. El principal socio es el grupo PRISA, dueño del diario El País y de Canal Plus, entre otros medios; también participa Canal Plus de Francia. CSD ha aprovechado que Canal Plus cuenta con cerca de un millón y medio de abonados para ofrecer emisiones digitales que se pueden ver usando el mismo descodificador de señal empleado por los abonados de Canal Plus. Hasta ahora, CSD ha conseguido 80.000 abonados.
Por su parte, el gobierno cree que eso equivale a un abuso de su posición dominante. Así, para que CSD no disponga de una «clientela cautiva», la ley de televisión digital impone otro descodificador -válido para las emisiones de todos los operadores-, mientras las demás plataformas no acepten el de CSD. El objetivo es que el espectador no necesite más que un solo descodificador para acceder a todas las ofertas.
La ley ha sido denunciada a la Comisión Europea, que ha iniciado un expediente de infracción contra el gobierno. La Comisión no está segura de que la ley respete los derechos de CSD y de que no suponga un intervencionismo excesivo en el mercado. Si no le convencen las alegaciones presentadas por el gobierno español, podría obligar a que se suspendiese la aplicación de la ley.
Mientras tanto, la competencia de CSD se prepara a emitir, con el sistema para cifrar la señal favorecido por el gobierno. Este año se han constituido otras dos plataformas: primera, por orden de aparición, Vía Digital, de las empresas estatales Telefónica y Televisión Española, y de la cadena mexicana Televisa; segunda, Cableuropa, con mayoría de tres empresas norteamericanas y dos bancos privados españoles.
Gran Bretaña veta a Murdoch
También el gobierno británico muestra preocupación por evitar que un grupo domine el mercado. A finales de junio, la Comisión de la Televisión Independiente (ITC) concedió al consorcio British Digital Broadcasting (BDB) tres de las seis bandas de frecuencia terrestres disponibles para la televisión digital. La única condición que impuso es que se retirase del grupo el empresario Rupert Murdoch, que ya domina la televisión de pago en Gran Bretaña a través de BSkyB.
La propiedad de BDB quedará repartida al 50% entre los grupos Carlton y Granada. Su oferta, por ahora, consta de 15 canales, y se ampliará hasta treinta en julio de 1998. Los usuarios necesitarán un descodificador que cuesta 200 libras.
De las otras tres bandas, una será para el grupo SDN, pilotado por la cadena en galés S4C y la cadena inglesa más joven, Channel 5. En otra banda, BBC Multiplex emitirá los programas de las cadenas públicas. Y en la sexta y última banda, Channel 3/4 Multiplex emitirá los programas de las televisiones independientes ITV y Channel 4.
Italia opta por la plataforma única
A diferencia de los anteriores países, en Italia se ha alcanzado un acuerdo para crear una plataforma digital única, que podría empezar a emitir en septiembre. Aún no se ha concretado el descodificador que empleará. Para sus emisiones, aprovecha la infraestructura de Telepiù, la cadena dominada por Canal Plus de Francia.
Los programas de la plataforma digital italiana serán producidos por la RAI, Mediaset (que controla Berlusconi) y la sociedad Stream-Stet; también se emitirán versiones italianas de los programas de Canal Plus.
Para llegar a esta plataforma única se ha seguido un procedimiento complejo, con ramificaciones internacionales. Canal Plus de Francia cedió el capital (37,5%) que tenía en la televisión de pago alemana Premiere a Kirch, que ahora posee amplia mayoría. A cambio, Kirch traspasó la participación (45%) que tenía en Telepiù a Canal Plus, con lo que el grupo francés acaparaba el 90% de la cadena italiana. El restante 10% es de Mediaset. Ahora, Canal Plus se propone vender el 45% de Telepiù recibido de Kirch a la RAI (televisión estatal) y a Stet, para formar la televisión digital única. Y pide, como contraprestación a la pérdida de su mayoría, poder controlar la gestión de los servicios y del conjunto de abonados de la nueva plataforma digital. Tanto la RAI como Stet han aceptado el trato para ahorrarse tener que lanzar otra televisión digital por su cuenta.
El organismo italiano que vigila por la libre competencia está en contra de la plataforma única, pues -según su presidente- «llevaría a las empresas participantes a detentar cuotas de mercado superiores a los límites anti-trust establecidos». Pero gobierno y Parlamento están decididos a sortear el obstáculo, y han aprobado una enmienda a la ley de televisión que permite a Stet y a la RAI entrar en la plataforma única. Su idea es que ahora resulta más importante que empiece el mercado de la televisión digital que asegurar la concurrencia, pues ésta vendrá después, entre las emisiones que circulen por la única red.
Alemania: la gran alianza
En Alemania, tras las fallidas negociaciones entre Murdoch y el grupo francés Havas con Bertelsmann, el panorama de la televisión digital se ha germanizado. La plataforma finalmente creada es de CLT-UfA (el principal grupo audiovisual europeo, propiedad de Bertelsmann), Kirch, WAZ (segundo grupo de prensa alemán) y Deutsche Telekom (la compañía estatal de telecomunicaciones).
Otra particularidad del caso alemán es que la televisión digital se transmitirá por cable. Esto se debe a la participación de Deutsche Telekom, que aporta su red de cable (16 millones de hogares), con capacidad para los 50 canales que los otros socios quieren difundir. Por su parte, el empresario bávaro Leo Kirch -cuyo intento en solitario de televisión digital, DF-1, ha tenido poco éxito- aporta un arsenal de derechos cinematográficos y deportivos, así como su descodificador.
Se duda de que en Alemania la televisión digital tenga tan buenas perspectivas como en otros países. La razón es que los alemanes disponen ya de unos 30 canales de televisión a bajo precio. La aventura de Leo Kirch parece confirmar esa tesis.
Canal Plus domina en Francia
En Francia, CanalSatellite, de Canal Plus, no ha tenido competidor en la televisión digital hasta la entrada reciente de la TPS (Télévision Par Satellite), en la que participan, entre otras, las cadenas France 2 y France 3.
Prácticamente todos los meses CanalSatellite pone en marcha algún canal nuevo. Ya cuenta con 400.000 abonados, en buena parte suscriptores de Canal Plus que se pasan al sistema digital. Pero a Pierre Lescure, presidente de Canal Plus, le interesa sobre todo amortizar las películas y programas por los que su cadena analógica paga unos 620 millones de dólares, y que constituyen también la base del negocio de CanalSatellite.
El objetivo que ha marcado Pierre Lescure a CanalSatellite es ambicioso: acaparar dos tercios de los abonados franceses a la televisión digital, dejando el otro tercio para el resto de los operadores. A finales de 1997 o comienzos de 1998, cuando la TPS comience su periodo de renovación de suscripciones, empezará a saberse si esa meta es realista. Siguiendo el ejemplo de las televisiones digitales de Canadá y Estados Unidos, la estrategia de CanalSatellite se centra en ofrecer a sus abonados el máximo número de servicios. Por eso dentro de unos meses propondrá a sus suscriptores el acceso a Internet.