Las casi tres horas de cine más rápidas que pueda uno ver en pantalla y un Tom Cruise en plena forma construyen una de las mejores películas de acción de todos los tiempos.
Pese a sus discontinuidades narrativas y su excesivo metraje, esta quinta entrega es una vistosa y emotiva culminación de la saga de aventuras quizás más popular de la historia del cine.