Un informe sobre el tema, de próxima presentación en la ONU, describe la situación de indefensión y falta de derechos que sufren las mujeres pobres implicadas en esta práctica.
Olivia Maurel, nacida por gestación subrogada y activista por su abolición, subraya el daño profundo que esta práctica puede causar en los niños y en las gestantes.
Según esta enfermera reconvertida en documentalista, tanto en estos tratamientos como en los de cambio de sexo sobra opacidad y faltan ética médica y verdadera compasión.
El Senado ilegaliza la práctica de contratar un “vientre de alquiler” extranjero y registrar al niño como propio. Lo hace para reforzar derechos: de los hijos y de las madres.
Nacida por este procedimiento y hoy activista en pro de su abolición, Maurel destaca la inherente inmoralidad de la subrogación, por mucho que se camufle o edulcore.
Médicos, juristas y filósofos de decenas de países piden a los Estados un compromiso firme contra una práctica que cosifica a la mujer y a los niños de padres intencionales.
Los casos de famosos que acuden a los vientres de alquiler deberían servir para estimular el debate sobre los inconvenientes de la maternidad subrogada.
Francia, Alemania e Italia se niegan a reconocer la paternidad conjunta de parejas que recurren a “vientres de alquiler”, aunque dejan abierta la posibilidad de la adopción.
Algunas propuestas sobre la gestación subrogada en ese país ya asumen la idea de cambiar la ley para remunerar a las madres, lo que implica mayores riesgos.